La Monja Blanca crece en un laboratorio

“En los últimos 10 años no se han tenido reportes de avistamiento", explican las autoridades.

La flor La Monja Blanca es el símbolo patrio menos entendido y más amenazado. Su distribución se encontraba restringida para el arco húmedo norte, desde Chiapas sin llegar a Izaba). Lamentablemente la destrucción del bosque y el saqueo sistemático eliminaron grandes cantidades de este recurso. El nombre científico es Lycaste Virginalis forma Alba (Dombrain) Archila & Chiron Aunque su descubrimiento para la ciencia se da a mediados del siglo XIX, es una planta que ha sido utilizada por la cultura maya y fue asociada a rituales de fertilidad durante cientos de años. El presidente Jorge Ubico emitió un acuerdo gubernativo reconociendo a la monja blanca como la flor nacional 1934. La Monja Blanca tiene mucha importancia para la cultura Maya Q ́eqchi ́, ya que podemos observar este ícono en el arte y ornamento utilizado como los collares o chachales y el cetro de la princesa indígena nacional Rabin Ajau.

Expertos han iniciado un proyecto para conservar, rescatar y reproducir in vitro la flor nacional de Guatemala.

Las plantas no tienen alguna alteración genética debido a que provienen directamente de la semilla de frutos maduras de un ejemplar de Monja Blanca.

Los biólogos trabajan en un laboratorio para lograr que la especie, que tiene más de una década que no se puede apreciar en el bosque, pueda crecer y se conserve.

La primera fase del proyecto ha sido ejecutada por ARCAS y ha dado como resultado la reproducción exitosa de por lo menos 500 plántulas de la especie.

Benedicto Lucas Secretario Ejecutivo del CONAP ha dicho que “en los últimos 10 años no se han tenido reportes de avistamiento de la Monja Blanca en su estado silvestre y se sabe que existen sólo en colecciones privadas. Entre sus principales amenazas están la depredación de su hábitat por diversas causas y su comercio ilícito”.

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