Si tus hijos y tu espos@ no te entienden, estos consejos te serán útiles

Los medios de comunicación, la tecnología, las distracciones nos limitan a desarrollar una comunicación efectiva entre los miembros de la familia.

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Muchos de los problemas que vivimos en la actualidad con nuestras familias están relacionados con una comunicación poco asertiva o con la falta de la misma. La comunicación es vital para el éxito de toda relación y de toda organización: la familia no es la excepción.

Existen varios factores que, como familia, nos limitan a desarrollar una comunicación efectiva entre los miembros de la misma, entre ellos podemos mencionar; falta tiempo, tenemos demasiadas distracciones, la falta de empatía, la poca tolerancia, la escasa habilidad de escucha, los medios de comunicación (televisión, radio, internet) en fin: Necesitamos estrategias prácticas que nos ayuden a generar una buena comunicación en familia.

Estrategias para mejorar la comunicación en familia

Ser asertivos: Ser asertivo a la hora de comunicar lo que pensamos o sentimos quiere decir comunicar en forma honesta y transparente lo que pensamos. La comunicación asertiva busca un ganar-ganar. Esto requiere de inteligencia emocional ya que debemos ser empáticos al escuchar al otro, pero a la vez no debemos dejar de expresar nuestro punto de vista.

Cuidado con la comunicación no verbal: Alinear el lenguaje verbal y no verbal es vital para mejorar la comunicación en todo lugar. Muchas veces el lenguaje corporal contradice nuestras palabras o delata la verdadera intención tras la comunicación. Seamos conscientes de nuestra postura, nuestro contacto visual, nuestras expresiones faciales y nuestro tono de voz en la comunicación

Aprender a escuchar: Cuando de resolver problemas se trata, escuchar es mucho más importante que hablar. Si alguno de los miembros de nuestra familia tiene algo que contarnos, permitamos que se exprese completamente antes de intentar darle un consejo o solución. Interrumpirlos puede frenar su intento por comunicarse y darle la impresión de que no nos interesan sus preocupaciones.

Aprender a reconocer las necesidades de cada miembro de la familia: No caigamos en el error de comparar a nuestros hijos o esperar que nuestros esposo(a) piense de la misma manera en que nosotros lo hacemos. Cada persona puede tener una forma de ver el mundo completamente diferente. No podemos pretender que nuestros hijos piensen y actúen como adultos: si son niños o adolescentes. Cada persona es única y diferente a las demás: y su personalidad puede hacerle ver las circunstancias que lo rodean de una manera completamente diferente. Una persona analítica responderá de diferente forma a una sentimental, una pasiva no responderá igual que una activa.

Generemos oportunidades: en medio de las agitadas rutinas que tiene cada miembro de la familia, es irreal asumir que los espacios dedicados específicamente a la comunicación se darán por sí mismos. Necesitamos provocarlos, debemos ser intencionales y tal como le damos prioridad a muchos otros aspectos, necesitamos destinar un espacio semanal para hablar y compartir en familia, aunque eso implique decir no a otra actividad o soltar alguna responsabilidad no prioritaria. En este espacio podemos ver fotos, compartir un juego de mesa, ver y comentar una buena película, salir a pasear. Algunos consejos prácticos que podemos tomar en cuenta pueden ser:

  1. Dediquemos tiempo a nuestros hijos y esposo(a), por separado

  2. Mantengamos vivas las tradiciones familiares.

  3. Aprovechemos las horas de la comida y los traslados para compartir, conversar, conocernos y sobre todo para reconocernos más día a día.

Pequeños cambios generan grandes diferencias, tomemos la buena comunicación como una oportunidad para tener una familia más armoniosa y una mejor calidad de vida. ¡Vale la pena el esfuerzo! –  Por: Karina Bonilla de Carbajal / Adaptado por Mirna de Guerra / Colegio Liceo Secretarial Bilingüe

 

 

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