1. Reducción de la factura eléctrica
Según Archila, la utilización del gas que el país importará de México provocará que el precio de la energía eléctrica se pueda reducir a la mitad.
El gas abastecerá a las generadoras de la red eléctrica para contrarrestar la utilización de diésel, búnker e hidroeléctricas.
2. Apertura a la industria pesada
En la actualidad, Guatemala no cuenta con las condiciones para atraer cierto tipo de inversiones por el precio de la energía le resta competitividad, pero el escenario mejorara cuando se implemente el gasoducto.
Por ejemplo, empresas ensambladoras de piezas de automóviles podrán ingresar en el país.
3. El en liderato centroamericano
Guatemala será la primera nación del Istmo en contar con este beneficio.
De construirse un gasoducto que abarque hasta Panamá, nuestro país estaría a cargo de la distribución.
De acuerdo con el funcionario Archila, los presidentes centroamericanos ya demostraron interés en adoptar acuerdos para conectarse a la línea.
Opina un experto.
Manuel Valencia, Director de los programas académicos de la licenciatura en negocios Internacionales del Tecnológico de Monterrey
México fortalece su papel exportador
Se trata de una estrategia adoptada por las economías más importantes del mundo con el fin de impulsar el desarrollo de las naciones circunvecinas, elevar la competitividad regional y disminuir los problemas económicos, sociales, políticos y de infraestructura entre los países participantes en este tipo de proyectos.
El Gobierno de México y el de Guatemala tienen como misión impulsar el desarrollo energético de Centroamérica, ya que los beneficios del gasoducto también impulsarán otros polos de negocios e infraestructura con el resto de los países del área.
Para México no hay un beneficio directo que otorgue ganancias económicas sobresalientes, pero en el fondo existe la intención de impulsar la competitividad del sector energético y productivo guatemalteco, reducir los costos de distribución del gas natural y abrir nuevas oportunidades de desarrollo.
En conjunto, todos esos elementos ayudarán a disminuir las presiones migratorias, económicas, políticas y de seguridad en la frontera sur mexicana; además, también será una respuesta a la integración y crecimiento de otros países en el ramo energético, como Estados Unidos, que durante los próximos años será un exportador de hidrocarburos.
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