Foto: Publinews
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“Jo jo jo, feliz Navidad y un próspero año nuevo”, con esta tradicional frase Santa Claus atendió a Publinews en una de sus casas ubicada en Unicentro, en la zona 10. Sentado junto a un árbol de Navidad, interrumpía por momentos la conversación para saludar a un pequeño que le acercaba su lista de regalos, nos contó cómo es su vida en estos días de fin de año.
Llegó el fin de año. Por casi dos meses se coloca este traje, ¿qué siente al vestirse de Santa?
Desde hace mucho lo hago y me gusta mucho. Es especial porque desde los más pequeños hasta los grandes siguen creyendo en mí, no se ha perdido ese espíritu navideño. Miles de familias completas vienen a verme, esto es algo que no se puede describir.
¿Qué lo llena más de ser Santa Claus?
Lo mejor de todo y lo que más me apasiona es ver a un niño sonreír. No hay algo mejor en el mundo que ver a un pequeño feliz. Es la mayor recompensa que me puede dejar este trabajo.
¿Quién es?
Sergio Vásquez, de 56 años, se dedica durante el resto del año a reparar relojes y electrodomésticos. • Actuación. Incursionaba como este personaje, desde hace 26 años, en el extinto Mall y luego se trasladó a Unicentro. • Horario. Puedes visitarlo de 10:30 a. m. a 12:30 p. m. y de 4 p. m. a 7 p. m.
¿Qué le ha dejado este año a Santa?
Salud y felicidad. Esta es mi época preferida y lo que más pido es continuar por muchos años haciendo esta gran labor. Ojalá Dios me dé licencia para seguir.
¿Cuáles son los regalos que más le solicitan los pequeños de Guatemala?
Las muñecas y los carros, los tradicionales. Aunque ahora con lo de la tecnolgía piden celulares, computadoras y videojuegos.
¿Solamente le piden cosas materiales?
No, algunos lo único que me piden es felicidad y paz en sus hogares. Mi criterio y lo que yo les digo a los que me visitan es que esta época es para compartir y amar a las personas que nos rodean, es más que un regalo.
¿Alguna anécdota que nos pueda contar?
Generaciones completas me visitan cada año, desde los papás hasta los pequeños. A veces me conmuevo cuando más de alguno me pregunta por qué pasan cosas tristes.
Amilcar Avila