Britney Campbell sufrió de abuso por parte de su madre, al grado de convertir la búsqueda de arrugas en su rostro en una adicción.
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La pequeña ni siquiera era consciente y hasta aprendió a amar las prácticas que su mamá le enseñaba. Todo para conseguir entrar a los concursos de belleza infantil que deberían ser considerados tortura para las pequeñas.
Han salido muchos casos sobre lo mucho que han sufrido las menores a sus cinco o seis años por este tipo de certámenes. Estrés, anorexia, problemas de alimentación, y crisis de ansiedad por la presión que los padres ponen a sus pequeñas.
Uno de los casos que más ha causado conmoción fue el de Britney, quien aprendió de su madre, de 34 años, que para impulsar su belleza debía inyectarse botox.
“Mucha gente pensará que soy irresponsable, pero yo sé que estoy haciendo lo mejor por mi hija. Algún día será modelo, actriz o cantante. Y cuando ella gane millones agradecerá lo que yo hice cuando era tan joven”, relató la madre de Britney para un diario británico.
Dependencia
La menor sufrió desde muy pequeña por la búsqueda de la belleza.
Britney se levantaba todas las noches a mirarse al espejo para ver si encontraba alguna arruga, y así eliminársela con botox.
Por Nueva Mujer