La boda real sigue siendo noticia, el enlace de la actriz norteamericana Meghan Markle y el príncipe Harry ha dado la vuelta al mundo.
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Como en toda historia de amor, no todo es color de rosa. Uno de los detalles que más llamó la atención desde que se conoció el noviazgo de Meghan y Harry, es que ella era divorciada.
Antes de entrar a la familia real, Meghan Markle fue una mujer casada, en el año 2011 la nueva Duquesa de Sussex decía “si, acepto” al productor de cine Trevor Engelson.
El productor norteamericano, es conocido por cintas como Remember me de 2010, que relata una historia de amor en medio de los sucesos del 11 de septiembre y Outpost 37 de 2014.
El 10 de septiembre de 2011 Meghan y Trevor sellaron su amor en una ceremonia en el lujoso hotel Jamaica Inn, en el pueblo de Ocho Ríos.
La boda con estilo caribeño estuvo caracterizada por atuendos de playa que combinaban con el ambiente.
La lista de invitados estaba integrada por 102 asistentes que celebraron junto a los esposos durante 4 días continuos.
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El memorable evento indicaba que todo marcharía bien para la nueva pareja pero el final feliz tuvo muy corta duración.
Apenas dos años después del para siempre, la pareja se separaba, al parecer las diferencias y la distancia fueron el detonante para tomar la decisión de seguir caminos separados.
Estos detalles aparecen en el libro escrito por el biógrafo de la realeza, Andrew Morton, Meghan: una princesa de Hollywood.
Según se puede leer en la publicación, la separación de la pareja fue en términos amigables aunque no existe contacto alguno entre ambos.