Tal y como se ha visto en incontables documentales, películas y últimamente en “The Crown”, la familia Windsor, muy a su pesar –y muy para su buena fortuna– sigue siendo la más seguida del planeta desde hace un siglo.
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Eso, a pesar de la voluntad de sus fundadores de tener esa imagen adusta y austera que hoy por hoy solo aplica para mantenerlos en vigencia. Y eso es lo que hacen mejor: Mantenerse vigentes.
Y se vio en su total magnitud con la boda de Meghan Markle y el príncipe Harry, ahora duques de Sussex.
Una boda mediática
La boda dio de qué hablar antes, durante y después de la misma. Todos recordarán la polémica por la ausencia del padre de Meghan, pero también atesorarán por siempre las frases de Harry a Meghan frente al altar: “Te ves increíble, qué dichoso soy”.
Y por eso, los “recuerdos” fueron muy cotizados para inmortalizar el magno evento. Claro, hay unos objetos que mejor sería “olvidarlos que tenerlos para inmortalizar la boda”, por raros y bizarros. He aquí algunos:
- Aretes de papel: Marca WittyImage, por US$8.50. ¡Gastar tanto por joyería que se destruirá rápidamente? Pero, más que eso ese diseño da pavor.
- Muñecos de HistoryWearz: ¿En serio, unos muñecos que distan mucho de la belleza de Meghan? Pues algunos sí los compraron por US$149.
- Condones de CrownJewels: Un “placer” que cuesta US$20 dólares.
- Máscaras de Meghan y Harry: Si la idea es disfrazarse de ellos para Halloween, pues el gusto costó entre US$11 y US$14 dólares.
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Comparaciones odiosas
Meghan Markle parece ser otro best-seller dentro de Buckingham: Todo lo que usa se agota, así sea poco accesible para la mujer promedio. Se escribe sobre sus secretos de belleza. Se alaban sus looks. Se recuerda con orgullo su primera victoria pública: el hecho de hablar contra un comercial sexista a sus 11 años. Es una mujer que se ha ganado –y por derecho propio– lo que tiene. Pero esto no la salva del odio: Le llegó una carta con polvo blanco y los comentarios denigrándola por su origen birracial calaron tanto, que Harry mismo tuvo que salir a defenderla.
Incluso la han comparado con Wallis Simpson, por su divorcio, aunque dicha comparación sea traída de los cabellos, porque se suele olvidar que la dama de Baltimore fue germanófila y nazi a más no poder, mientras que Markle es activista por los derechos de las mujeres que dio un discurso en la ONU.