Envuelto en un escándalo de explotación sexual y trata de mujeres, el portal “Zona Divas” optó por anunciar, de manera voluntaria y en total apego a derecho, el cese de sus actividades.
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A través de un breve comunicado, el sitio aseguró que es una empresa “socialmente responsable” y lamentó las situaciones que provocaron la decisión.
El pasado 18 de abril, la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México rescató a 18 mujeres extranjeras de un inmueble ubicado en la colonia Ciudad de los Deportes, quienes presuntamente eran explotadas sexualmente a través de “Zona Divas”.
Lo anterior derivó en la detención de la administradora del sitio web, identificada como “Edelyn 'N'”, quien fue trasladada al penal femenil de Santa Martha Acatitla, donde espera se aclare su situación jurídica.
Según las primeras investigaciones, las víctimas vivían hacinadas en varios departamentos, uno de ellos situado en el cuarto piso del edificio 49 de la calle Illinois, cuya renta ellas debían pagar.
Asesinatos
“Zona Divas” no solo está vinculado con el delito de trata de mujeres extranjeras, sino también con la muerte de tres escorts que se anunciaban en dicho sitio y que fueron asesinadas en meses recientes.
Dos de las víctimas, identificadas como “Wendy Vareska” y “Génesis”, de origen venezolano, fueron asesinadas en 2017, mientas que otra mujer llamada “Karen”, nacida en Argentina, fue ultimada en enero de 2018. Todas fueron encontradas sin vida dentro de hoteles en la Ciudad de México.
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¿Cómo engañaban a las extranjeras para prostituirse?
De acuerdo a los testimonios de las rescatadas, los administradores de “Zona Divas” enganchaban a mujeres extranjeras prometiéndoles una vida de lujos, que incluía choferes, apartamentos, albercas y asistentes personales.
Para convencerlas, les mostraban fotografías de los lugares y les aseguraban que se trataba del sitio de acompañantes más popular de México, por lo que no tendrían que preocuparse por conseguir clientes.
A través de video llamadas lograban contactar a las víctimas (especialmente originarias de Sudamérica), cuyo rango de edad oscilaba entre los 19 y los 23 años.
Pero todo resultaba ser un engaño, y el “apartamento de lujo” era realmente un cuarto de 3×3 metros, por el cual las contratadas debían pagar mínimo unos 12 mil pesos mensuales. Los asistentes personales eran cuidadoras que las vigilaban las 24 horas del día.
Una de las víctimas aseguró que los departamentos estaban en muy mal estado y que los vecinos sabían que estaban encerradas, pero no hacían nada para ayudarlas.