Una antigua asistente de Harvey Weinstein dijo que trató de evitar que el productor de Hollywood abusara de mujeres hace dos décadas, cuando le hizo firmar un acuerdo legal que lo obligaba a buscar terapia y corregir su conducta.
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Zelda Perkins renunció a la productora de Weinstein en 1998, junto con una colega que acusó al empresario de tratar de violarla.
Como parte del acuerdo, Perkins firmó un acuerdo de confidencialidad que a su vez comprometía a Weinstein a asistir a terapia por tres años y también requería que la empresa revelara la información a su entonces propietaria, Walt Disney Co., o que despidiera a Weinstein si éste volvía a pagar para tapar sus supuestos delitos.
Perkins dijo que su esperanza era “crear una protección para la gente en el futuro”.
Bajo los términos del acuerdo, Perkins eligió el terapeuta que tendría que consultar Weinstein. Dijo que desconocía si el productor fue alguna vez a las sesiones que requería.
"No tengo idea de si alguna de las obligaciones se cumplió”, dijo Perkins el martes a The Associated Press.
Agregó que un año después de que dejó la empresa se topó con Weinstein en el Festival de Cine de Cannes y “me dijo que todo lo que yo había hecho no tenía sentido”.
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Perkins testificará el miércoles ante la Comisión de Igualdad para las Mujeres del Parlamento Británico que investiga el acoso sexual y el uso de acuerdos de confidencialidad. La legisladora conservadora Maria Miller, quien encabeza la comisión dijo que existen temores sobre que las órdenes mordaza podrían usarse para “enmascarar la escala de este problema”.
Los acuerdo de confidencialidad son comunes en el mundo corporativo, pero Perkins dice que por su experiencia se pueden usar para permitir que los perpetradores se salgan con la suya tras cometer delitos mientras que silencian a las víctimas.
El acuerdo que firmó Perkins la mantuvo en silencio sobre el comportamiento de Weinstein por casi 20 años. Él siguió siendo uno de los productores más poderosos de Hollywood hasta finales del año pasado, cuando decenas de mujeres, incluyendo importantes estrellas de Hollywood lo acusaron públicamente de toquetearlas, exhibirse u obligarlas a tener sexo.
Desde entonces Weinstein ha sido despedido de la empresa que cofundó y expulsado de la academia de Hollywood. La policía en Estados Unidos y Gran Bretaña investiga múltiples acusaciones de acoso sexual.
Weinstein niega todas las acusaciones de sexo no consensual.
Perkins era una veinteañera en ese entonces y no conocía mucho de Weinstein cuando comenzó a trabajar para su empresa, Miramax, en Londres. Dijo que como jefe era complicado”.
“Todos sabían que era ojo alegre y que se aventaba con las mujeres”, dijo. También tenía un carácter aterrador y no respetaba los límites normales de las oficinas, a veces caminaba desnudo o en ropa interior.
“Tenía 22 años y decía ‘OK así debe ser en las grandes ligas’”, dijo Pernkins. “Este tipo es realmente importante así que no tiene tiempo de ponerse los pantalones”.
Perkins dijo que no estaba al tanto de las acusaciones por abuso sexual hasta que una colega más joven llegó asustada con ella durante el Festival de Cine de Venecia en 1998 y dijo que Weinstein había tratado de violarla. Ambas regresaron a Inglaterra y fueron con unos abogados “suponiendo que lo iban a enjuiciar en la corte”.
Cuando les dijeron que no podrían presentar los cargos en Inglaterra porque el supuesto crimen ocurrió en Italia ambas negociaron un acuerdo por el que cada una recibió 125.000 libras esterlinas (177.000 dólares ahora).
Aunque Perkins logró que el acuerdo impusiera condiciones para Weinstein, dijo que el proceso de negociación “fue humillante y degradante. Me hacían sentir que estaba mal por tratar de exponer su comportamiento”.
Le dijeron que sería responsable si su familia o amigos revelaban detalles sobre el comportamiento de Weinstein. Tampoco podía ver a un terapeuta a menos de que el terapeuta firmara también un acuerdo de confidencialidad. A Perkins ni siquiera le dieron una copia del acuerdo que firmó.
Perkins dijo que la experiencia la dejó “atrapada en un torbellino de miedo”.
Tras un par de entrevistas de trabajo en Gran Bretaña, donde la gente “asumía que había sido novia de él”, Perkins dijo que dejó Gran Bretaña por varios años. Ahora trabaja como productora de teatro en su país.
“Creo que apenas ahora estoy empezando a darme cuenta de lo que me robó”, dijo Perkins sobre su experiencia con Weinstein y los abogados del productor. “Me robó mi fe y la confianza en mí misma y en la sociedad”.
Perkins dijo que planea pedir a los legisladores británicos que hagan más estrictas las leyes para que los acuerdos de confidencialidad no puedan ser usados para silenciar las denuncias de un crimen. Perkins dijo que los movimientos Me Too y Time's Up contra el acoso y la inequidad de género, que han surgido tras las revelaciones sobre Weinstein, la han hecho sentir “enormemente liberada”.
“Me ha devuelto la fe en la sociedad, es una enorme motivación para unirnos en sociedad y hacer algo al respecto”, dijo.
“El hecho de que Harvey fuera el comienzo de esta bola de nieve es para mí algo completamente emocionante”.