Espectáculos

Jorge Hernández Vielmann, 40 años de luchar por el teatro guatemalteco

El primer actor guatemalteco Jorge Hernández Vielmann platicó con Publinews sobre sus inicios en su larga carrera de 40 años en las tablas, así como de otras cosas.

El pasado 2 de noviembre cumplió 55 años de haber nacido "legalmente", como él mismo lo comentó en sus redes sociales, pero también 40 años de "haber nacido a la más maravillosa de todas las artes, mi pasión, mi placer, mi vida, mi apostolado, el teatro". Así describió este gran día el primer actor guatemalteco Jorge Hernández Vielmann, luego de una misa de Acción de Gracias que sus amigos de las tablas le realizaron.

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Jorge platicó con Publinews sobre su vida teatral. Comentó que sus inicios fueron en Venezuela, pues su padre era rector de una universidad allá y "como no sabía que hacer conmigo, me metió a un curso de motivación teatral", asegura.

¿Cómo iniciaste en Guatemala?

Tras la separación de mis padres, me regresaron a Guatemala y estando aquí vi un anuncio en la televisión que decía: “inscríbete en el maravilloso mundo del teatro”, el cual se impartía en la Escuela Nacional de Teatro, Radio, Cine y Televisión, que quedaba en el Conservatorio Nacional de Música. Tenía 16 años.

Desde el primer día no quería entrar, porque tenía miedo. Sin embargo, mi madre me aventó y me tiró encima de todos, llegué rodando (ríe), y desde ese día, me enamoré y siempre quiso sacarme del teatro y ya nunca pudo.

Si te gusta y si tenés las ganas, completamente, podés ser un gran actor. Realmente, el teatro es un apostolado.

¿Tus primeros montajes?

Mi primer obra de teatro profesional es una de María Luisa Aragón llamada "La Cipriana", que es la segunda parte de "Loteriazo en plena crisis", era con Irasema Bustamante y con Jorge Godínez, el autor de "La calle donde tú bebes", cuyo verdadero nombre es "La consiga", también estuvo Byron Rodas. La segunda fue la "Super dama", después "El cianuro solo o con leche" y así muchas más.

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Pero después de eso, un día llegó Herbert Meneses a mi casa y me dijo que si no quería actuar una obra con Jorge Hernández Salguero, hermano del comediante Rafael Hernández "Velorio", quien era un famosísimo actor de ese tiempo. Me invitó a pertenecer a "Los comediantes de Guatemala", cuyo director era Víctor Hugo Cruz. Entonces montamos "El hombre que mataba fácilmente", sin embargo, al día siguiente del estreno, se murió Jorge y ya no pudimos seguir.

Luego, con Herbert (Meneses) montamos "Simón Bolívar", ese fue el primer gran estelar que tuve en mi vida. Era la historia del Libertador, una obra de Isaac Chocrón en cuatro actos y cada uno duraba más de 40 minutos, solamente dos actores.

¿Acerca de tus propias producciones?

Cuando fui director del Teatro Metropolitano logré montar varias obras de teatro. Ahí estrenamos la más famosa para estudiantes que he hecho: "Lazarillo de Tormes". Ya hasta perdí la cuenta de cuantas representaciones hicimos, pero son más de 1200, y todavía la hago.

Después, otra de mis consentidas es "Don Quijote y Sancho Panza", de la cual llevo 642 funciones, bien contaditas.

Una vez escribí "Sueño Fantástico", específicamente para Rafael Pineda "Pinedón", donde también participaron Silvia Galich, Silvia Rojas, Roberto Alvarado, también don Catarino Álvarez, quien era una leyenda. Resulta que en el día trabajaba de albañil, fabricaba adobes y hacía el proceso con los pies y todo. Después de esto, logró ser una gran estrella en el teatro.

Foto: Esvin Lopez

¿Cuáles han sido tus influencias?

Herbert Meneses es uno de mis más grandes amigos, de los pocos, sin embargo, doña Mildred Chávez es la que más influyó, ella es mi mamá del teatro, por decirlo así. Siempre conviví y tuve una buena relación con ella más que con ninguna otra persona en Guatemala.

Yo pienso que todo lo que hago en el escenario es una expresión viva de lo que ella me compartió de su vida. También debo mencionar a Cristina Cóbar.

Foto: Esvin Lopez

¿Qué es lo básico que tiene que tener un aspirante a actor?

Un famoso anuncio de una bebida decía la frase "nace, no se hace", lo cual considero es una gran falacia aplicada al teatro. Uno puede nacer con el talento y no necesitas estudiar mucho como otra gente. Pero en mi caso, yo no nací con ese talento de ninguna manera, tuve que aprender a hacer el teatro.

Al principio era un actor pésimo, muy malo. Aparte, cuando era patojo, yo perdí la voz con una taza de atol hirviendo. Se me deshizo una cuerda (vocal) completamente. Es por eso que en mis cursos comparto el hablar con el diafragma, no como mucha gente que solamente utiliza la garganta. Yo aprendí a hablar a los 14 años otra vez.

En mis cursos de teatro yo enseño sobre desplazamientos, la presencia escénica y cómo hablar en público cuando uno tiene este tipo de defectos en la voz.

Mensaje a entusiastas del teatro

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