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Panchorizo: “Mi mamá es la más orgullosa de que actúe con Arjona”

Publinews habló con el guatemalteco experto en teatro clown Pancho Toralla, más conocido como Panchorizo, acerca de la noticia de que será parte de la esperada gira “Circo soledad”, de Ricardo Arjona.

Pancho Toralla, más conocido como el intérprete guatemalteco y maestro de teatro clown Panchorizo, no ocultó su emoción ayer que se anunció su participación en la gira “Circo soledad”, del cantautor nacional Ricardo Arjona.

Al artista lo sorprendió más la reacción de sus conocidos en el país, que la elección de Metamorfósis para que fuera parte del elenco de la esperada serie de conciertos.

“Ayer era un don nadie, hoy todos me quieren”, le expresó a Publinews Panchorizo, quien la próxima semana viajará a México para comenzar los ensayos oficiales. “Mi mamá es la más orgullosa de que actúe con Arjona. Al fin, está orgullosa de mí”, agregó el intérprete, cuyo Facebook se llenó de solicitudes de amistad.

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Publinews conversó con el artista de teatro clown acerca de cómo fue la elección para participar en “Circo soledad”, sus conversaciones con Arjona y qué podemos esperar de su actuación.

¿Cómo te sientes de ser parte de la gira “Circo soledad”, de Arjona?

Es una sorpresa haber pasado en castin. Es algo muy misterioso y no entiendo por qué me eligieron (risas). Mi raciocinio de artista me dice que bien hubieron podido contratar a una artista ruso o alguien del Cirque de Soleil.

Pero parece que hubo una investigación de mi trabajo. Atribuyo esta elección a mi trabajo social. Eso seguro conmovió a Ricardo para contratarme.

¿Cómo fue el proceso para que te eligieran?

Hubo un montón de llamadas. Desde octubre hubo muchas llamadas con la agencia con la que hay vínculos en Guatemala y con su equipo de Metamorfósis en Miami. Como soy medio pesimista, me dije que no iba a pasar. Pero parte de mi le dio la oportunidad a la sorpresa.

Actualmente estoy en una etapa muy bonita en mi vida y mi carrera, con mi escuela de circo y mi hija. Tengo una compañía y un grupo hermoso de colegas y amigos. De repente, en enero me dieron el “sí”. Pasé.

¿Ya hablaste con Ricardo?

Sí. Nos reunimos con Ricardo para hablar de la puesta en escena. El hombre es un poco obsesivo con su trabajo, así que afinamos un tipo de energía a presentar. No seré un payaso alegre, para nada. No tendré la imagen de un payasito alegre, gordito y saltarín, más bien será una figura triste que desarrollará nostalgia.

Presento tristeza por un desamor, una mala experiencia, la bomba atómica, por las atrocidades que han pasado en el planeta, no sé (risas). En ese sentido, Ricardo me dio un espacio bonito para proponer mis actos. Estoy acostumbrado a los teatros de cámara con 200 a 300 personas en el público.

Ahora estamos hablando de estadios llenos, con 15 mil o 20 mil personas. Debo pensar de elementos y mensajes claros para un público masivo. Debo darle mucha importancia a la simbología.

¿Y en qué consistirá tu actuación?

Habrá muchos artistas sobre el escenario. Mi tarea es recordarle a la audiencia que estamos en un circo y presentar mis actos. Estaré en vivo. Imagino que mientras el cantante descanse o tome agua, haremos un cuadro de segundos de duración para darle un ritmo al espectáculo.

Es la magia del circo, darle una sorpresita cada cierto tiempo para impresionar. Presentaré algunos cuadros de acrobacia, equilibrio, teatrales, en la rueda, el hombre orquesta. A él le gustaron visualmente esos actos.

¿Qué sigue ahora en el proceso creativo de tus actuaciones?

Pues, ya mandé mis propuestas. Unas pasaron, otras no. Lo que me queda ahora es esperar a que Ricardo me indique en qué momento entro, en qué canción. Él ya lo tiene en un guion. Ordenaré las escenas, ensayaré con los músicos en vivo e iremos a estrenarnos en México.

Mencionaste tu escuela de teatro clown. ¿Cuál ha sido tu experiencia enseñando este tipo de arte corporal?

Es una gran alegría. Llegó en su momento. Tengo 17 años de estar haciendo payasadas y siempre tenía en mente la escuela. Y hasta que se dio. Tengo un apartamento y me enteré de que arriba había una bodega abandonada y vacía. Comencé a negociarla y se dio con el dueño.

También se dio en el tiempo en que me sentí preparado para enseñar, porque antes pensaba que no tenía nada para enseñar. Ahora siento que estoy listo. El acercamiento con los niños me mantiene fresco y tranquilo.

Mis compitas, que son mis cinco socios, nos entusiasmamos y estamos formando tribus urbanas porque hay espacio para la capoeira, yoga, parkour y esas cosas locas que están de moda. Ahora me toca viajar y buscar maestros de otros países que vengan a Guatemala. Ese es mi trabajo, ser tejedor en las escuelas de Latinoamérica.

 

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