El 23 de julio de 2011, la talentosa cantante británica Amy Winehouse fue encontrada sin vida en su apartamento en Londres. La policía no pudo determinar las causas de la muerte, pero se especuló acerca de una sobredosis.
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La adicción de Winehouse, sin embargo, tuvo una trágica historia de amor como trasfondo.
Siete años antes de su muerte, la artista conoció a Blake Fielder en un pub de Londres. En aquel entonces ambos tenían pareja, pero fue tan grande la atracción que decidieron estar juntos.
Un año más tarde, en 2005, Blake abandonó a Winehouse por su exnovia y la cantante recurrió al consumo de pastillas para la depresión.
En 2007 Blake y Amy volvieron a retomar su relación y contrajeron matrimonio. Ese fue también el año en el que Amy conoció las drogas duras.
En una entrevista, Fielder admitió con pena haber introducido a la cantante en el mundo de las drogas duras, y también dijo que cuando estaban separados su adicción empeoraba.
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En agosto de ese año, Winehouse canceló una serie de conciertos argumentando "motivos de salud", aunque en realidad había sido hospitalizada por sobredosis de heroína, crack, cocaína, ketamina y alcohol, señala el portal Nueva Mujer.
Dos años más tarde, en 2009, Amy presentó una demanda de divorcio. En un programa para la BBC, Amy confesó:
“Me enamoré de alguien y eso no me hizo nada bien”.
Su relación con Blake la inspiró a escribir agridulces y oscuras canciones para su álbum "Back to Black", el segundo de su carrera y el último.
Fielder, por su parte, aseguró que “no se puede tener una relación y ser adicto a la heroína”.
“Si no tienes acceso a dinero vas a tener que ir a robar y terminarás en la cárcel; esa no es vida”.