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Britney Spears en los Billboard dio una impactante presentación con la retrospectiva de su carrera. Pero sin duda, lo que más impactó, aparte de su look copiado de Madonna y Beyoncé, fue su cara.
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El bótox la hace ver mayor de lo que es. La estrella, con tan solo 34 años, ya se ve como algunas colegas de mayor experiencia. Y el maquillaje tampoco le ayudó mucho, pues el labial “nude” la hacía ver demasiado avejentada, por ser casi del mismo color de la piel.
De hecho, ella comenzó a tener el rostro abotagado y cerúleo luego de su gran crisis de hace una década.
Ya no tenía las facciones finas de su adolescencia: a los 25 años estaba totalmente descuidada, con papada, arrugas y la cara un poco inflamada.
Se recuperó, volvió a ser la extraordinaria diva de siempre y, de repente, se decantó por el bótox.
Y así fue su proceso:
Su caso recuerda mucho a uno de los personajes del mundo del espectáculo que es muy asiduo a los tratamientos de belleza. Donatella Versace, luego de la muerte de su hermano, el famoso diseñador Gianni Versace, se desbocó. Comenzó a rellenarse los labios y luego cambió su nariz.
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Ya para finales de la década pasada había aumentado el volumen sobre todo de su boca. Y el año pasado asustó totalmente al verse casi plastificada. La encantadora mujer mediterránea que había sido en la época de oro de Versace (a comienzos de los 90), se fue para siempre.
Ahora solo existe una empresaria que solo conserva su característico cabello rubio platino y su bronceado exagerado.
Así fue su transformación:
Pero ellas dos no han sido las únicas. De hecho, Reneé Zellweger, quien tenía un encanto particular y muy distinto al de las actrices de su generación que triunfaban como “sex-symbols” (Nicole Kidman, sobre todo), sorprendió al mostrar un aspecto mucho más tosco –pero a la vez muy construido– con su cara.
Ya no tenía esa famosa nariz y quijada que la hacían tan difícil de encasillar. Y últimamente, se le vio con un nuevo relleno de labios.
En la galería verán otros casos de famosas que han insistido en recuperar su frescura perdida, con resultados contrarios a los esperados.
