Espectáculos

Jaime Camil, más que un galán en "Jane the Virgin"

En la aclamada serie norteamericana, el actor mexicano representa la deliciosa ironía de interpretar precisamente a un galán de telenovela con mucho carisma, corazón y trasfondo.

El realismo mágico y todo lo que gira alrededor de la truculencia de la cultura de la telenovela se depura en un inteligente guión que ha llevado a “Jane the Virgin” a ser una de las series más aclamadas de crítica y público en Estados Unidos, y en el mundo. Jane (interpretada por Gina Rodriguez) queda precisamente embarazada por una inseminación artificial cuando en su familia han chocado de manera dramática el valor de la virginidad y la sombra de la maternidad prematura.

Esta combinación ha hecho que la serie, que  ahora se transmite por el canal Lifetime para América Latina, haya ganado premios tan importantes como el de “Mejor Serie de Televisión” en las categorías que premia el American Film Institute Award, dos nominaciones al Globo de Oro y una para el Emmy, entre otros grandes reconocimientos. Y es una adaptación de la telenovela venezolana “Juana la Virgen”, que cuenta con  situaciones en las que la realidad se mezcla con la fantasía y en la que los personajes son creíbles y a su vez entrañables. 

Esto  fue lo que motivó a Jaime Camil, uno de los galanes más reconocidos en México y América Latina, a interpretar a Rogelio de la Vega, padre de Jane, justo un actor de telenovela estereotípico, pero con un background complejo. El actor, quien ha mostrado su versatilidad en infinidad de proyectos que rompieron paradigmas, con producciones que van desde telenovelas cómicas y muy recordadas como “La Fea Más Bella” hasta obras de teatro como “Peter Pan”, ahora muestra lo mejor de su talento a la audiencia estadounidense y latinoamericana a través de un personaje que le ha permitido explorar una faceta bastante satisfactoria para él y para su audiencia.

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Tu personaje  representa  el paradigma del galán de telenovela mexicana. ¿Tiene alguna evolución dentro de la serie? 

El personaje tiene que evolucionar. Si no hay evolución del personaje, se vuelve soso y sin sentido. Tengo la fortuna de que los escritores construyen a un personaje bastante balanceado. Si el personaje fuese el clásico “comic relief”, que siempre hace lo mismo con el pastelazo en la cara, al cuarto episodio ya no lo quieres ver. Como decimos: es el “chistosito” de la serie, y en este caso no es así.

¿Qué tanto tomaste de la realidad para construir al personaje?

Cuando empecé este negocio hice dos telenovelas clásicas y no me sentía cómodo, no sabía lo que estaba haciendo. No entendía por qué tenía que hablar “así” (con la voz de melodrama clásico y solemne).  Esto no es real, me decía. Luego, gracias a Dios, hice una maravillosa mancuerna con Rosy Ocampo e hice varios proyectos con ella donde nos permitimos explorar la comedia romántica en una telenovela de “prime time” de Televisa. Con Rosy, fuimos pioneros de que exista la novela cómica. Y para hacer el personaje tengo a varios amigos míos que hacen estas telenovelas y claramente: soy mexicano y conozco esta cultura; sé de qué va. Eso hace que conozca bien el género.

¿Por qué crees que “Rogelio” ha sido un personaje tanto exitoso como entrañable? 

Lo que me gusta del personaje, primero que todo, es que su ejecución se hace con mucha honestidad e integridad. Cuando dice líneas absurdas como “Quiero que mi hija tenga el placer de conocerme” uno dice, “este hombre está loco”, pero es tan genuino que lo quieres abrazar y decir “Ay, sí, que la conozca”. Y eso marca la diferencia. También hay un buen balance. Se puede ver cuando Jane le dice por primera vez “papá” a Rogelio. La escena es bonita y conmovedora, ya que se abrazan y es genial. El hecho de que se haga un balance entre el drama y la comedia lo hace un personaje real. Y el hecho de que sea sincero y honesto, hace toda la diferencia.

¿Qué es lo que más te gusta de tu personaje? 

Todo. Me encanta, me escriben material que es brillante, que un actor no podría pedir más. Lo cuidan muy bien, lo balancean muy bien. Me encanta mucho el tono, el proceso creativo que tenemos en el set, porque todos aportan respetando el guión, pero si el actor tiene un punto de vista, se escucha, se explora y se graba y al final se ve qué queda mejor.

¿Cómo es el papel de la telenovela, su cultura dentro de la serie?

No tiene nada que ver con la telenovela. Lo único que realmente se toca es cuando Jane va al set de la telenovela en la que trabaja su padre, “Las pasiones de Santos”. Y eso es todo lo que se toca. No se hace más referencia. Luego ya ves a mi personaje, ves cómo vive, lo excéntrico que es, los millones de followers en Twitter y lo que le pagan, pero eso es dentro del esquema de la novela. El universo de la novela se toca en lo mínimo para establecer ciertas cosas. Y sí de repente Jane, cuando crece y tiene alucinaciones, son un poco dramáticas y son de tono de novela, porque ha crecido viendo este tipo de cosas en la televisión. 

¿Qué fue lo que te motivó a estar dentro del proyecto?

El guión. Es luminoso, creativo, bien escrito. Se cuenta perfectamente de la “A” a la “Z”.

¿Tienes otros proyectos aparte de la serie?

Cuando firmas un contrato con una serie americana es por siete años, sin saber qué pasará con la serie. Creo que todo pinta muy bonito y muy positivo para que “Jane” tenga una larga vida en el canal CW y ahora en Lifetime. 

¿Cómo fue estar con Britney Spears en el programa? 

Ella es muy linda. Es una profesional, está siempre a tiempo, una joven muy dulce, tierna, buena onda. Siempre está dispuesta a explorar la mejor para la serie, la mejor forma de comedia. Fue muy lindo trabajar con alguien tan profesional y entregado a su trabajo.

Te acordarás de “Qué Nocheciita”, el programa en el que estuviste hace varios años. ¿Te imaginas si Britney Spears hubiese estado ahí?

Habría sido un desastre. Seguramente le hubiéramos faltado al respeto y no hubiese querido estar en “Jane the Virgin” hoy.  Es que era muy irreverente el show y era un poquito atrevido.

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