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"Es difícil ser mujer" confirma un hombre que experimientó el embarazo

Durante dos meses un escritor se sometió a un experimento para saber lo que siente una mujer embarazada

La intención de este curioso experimento fue, como indicó el escritor -padre de Connor, de 6 años-, sentir las molestias que una mujer vive durante los meses de gestación, y escribir el proceso para publicarlo en la última edición de la revista “GQ” . Algo similar a lo que hicieron hace algunas semanas unos animadores de TV holandeses que se sometieron a las contracciones del parto, según publica Emol.com

Percy explicó en GQ cómo hoy comprende al género femenino, luego de llevar puesto sobre su ropa habitual y durante los meses de julio y agosto de 2012, el “Empathy Belly”, un traje de 15 kilos, con pechos y un vientre al que se le iba cambiando una especie de bolsa rellena con gel para aumentar el peso, según la etapa de embarazo que se quería simular.

De sus primeras sensaciones, este escritor -quien en mayo lanzará su segunda novela, “Red moon”- describió problemas para trasladarse (chocaba con murallas y muebles, por ejemplo, debido a su nuevo tamaño), molestas presiones en la vejiga, dolor de espalda y, sobre todo, una incómoda sudoración, ya que el experimento los hizo en pleno verano boreal.

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Asimismo, entre sus impresiones, Percy describió cómo fue objeto de burlas entre su entorno cercano, que si bien era predecible, le ayudó a recordar a Linda, su esposa, en la época en que ella esperaba a su hijo. En su caso, nadie se reía de su estado natural de embarazo, pero sí, como cualquier futura mamá, debió aguantar que todo el mundo se sintiera con derecho a tocar su vientre sin siquiera preguntarle antes.

“Ella siempre les sonrió con los dientes apretados, porque sabía lo que yo sé ahora: cuando estás embarazada, te conviertes en propiedad pública”, señaló el escritor, quien también registró las opiniones que otras mujeres le hicieron sobre su experimento.

“Creo que (el traje) está bien (…) Pero no tienes el peso de los pechos y la presión. No tienes picazón en la piel o los tobillos hinchados. Tu vejiga no se siente como si tuvieras un ladrillo caliente en ella. ¿Podrían inyectarte hormonas? ¿Podrías usar pesas en los tobillos? ¿Y rodar en hiedra venenosa?”, fueron algunos de los comentarios que recibió.

Patadas y “el engaño voluntario” de un supuesto embarazado

Luego de nueve semanas de cargar con su “embarazo”, Percy viajó al Instituto de Tecnología de Kanagawa de Tokio, para ponerse otro traje, el “Mommy Tummy”. Éste cuenta con una mayor tecnología para hacer más real la experiencia de la gestación y, de hecho, en solo dos minutos reproduce desde el comienzo hasta los nueve meses de embarazo, las molestias y sensaciones de una embarazada, gracias a bolsas de agua, sensores táctiles y mecanismos de aire, que simulan el crecimiento, movimiento y peso del feto.

“Al principio sentí una pesadumbre familiar, como cuando el estómago gorgotea, lleno de agua caliente. Mis pechos comenzaron a hincharse, apretando mi respiración”, comentó el hombre, quien agregó que mienstras se desarrollaba el experimento el doctor Takayuki Kosaka le mostraba una imagen en una pantalla con una figura parecida a un feto que iba creciendo.

Recostado en una especie de colchoneta y con el “Mommy Tummy” puesto, Percy sintió por primera vez que algo se movía dentro de su cuerpo. “Sé que no es real pero no puedo evitar sentir vértigo y horror, y el engaño voluntario de que una criatura vive dentro mío”, escribió.

Tras relatar haber sentido una fuerte patada y cómo su bebé virtual estaba inquieto dentro de él, el médico le pidió que acariciara su vientre para calmarla, ayudándose de las fibras sensibles al tacto que contenía el traje.

“Lo hice, las patadas pararon y el bebé se calmó”, explicó. Al intentar ponerse de pie, el peso y la forma de su cuerpo no le permitieron lograr su cometido, obligándolo a pedir ayuda al doctor japonés. Pero antes de que éste lo socorriera, le lanzó una decisiva frase que lo hizo pensar: “Es difícil, ¿verdad? Es difícil ser mujer”.

“(Hoy) pienso en mi esposa, y (recuerdo) su cara roja por una fuerte contracción, inclinándose sobre su vientre de embarazada, llorando en voz baja mientras el doctor le ponía la epidural en su espalda. Pienso en mi madre, que habla de mi hermana y de mí como ‘la obra de su vida’, y pienso en mi padre, que se jacta de no haber cambiado un solo pañal en su vida”, reflexionó.

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