¿Cómo será la vida en los próximos cuatro años? Una pregunta muy difícil de responder. Actualmente, se dice que la humanidad está viviendo una cuarta revolución industrial, denominada también Revolución 4.0, lo que puede ser una gran oportunidad para Guatemala si realmente aprovechamos lo que ofrece.
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La primera revolución inició a finales del siglo XVIII. Se caracterizó por el cambio del trabajo manual a la fabricación basada en máquinas, que fue posible gracias al desarrollo de nuevas tecnologías como la máquina de vapor y la maquinaria textil. Luego, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, inició la segunda, determinada por la introducción de la red eléctrica, el motor de combustión interna y la cadena de montaje. Esta revolución provocó un aumento masivo en la productividad y marcó el surgimiento de la producción en masa. A mediados del siglo pasado inició la tercera, llamada Revolución Digital. Se caracterizó por el desarrollo de tecnologías digitales, como computadoras, internet y dispositivos móviles, revolución que transformó la forma en que nos comunicamos, trabajamos y accedemos a la información.
La Industria 4.0 representa una nueva era de producción industrial impulsada por tecnologías avanzadas como internet de las cosas (IoT), inteligencia artificial (IA), robótica, análisis de “big data”, computación en la nube y sensores avanzados. El Foro Económico Mundial señala que la Revolución 4.0 está avanzando a un ritmo exponencial en lugar de lineal como las otras. Además, está alterando casi todas las industrias en los distintos países. Y la amplitud y profundidad de estos cambios presagian la variación de sistemas completos de producción, gestión y gobierno. De manera definitiva, será algo realmente novedoso que apenas estamos iniciando a visualizar.
A nivel global, se ha visto una tendencia de aprovechar la tecnología para potencializar las oportunidades de desarrollo por medio de la innovación y la transformación digital. Distintos gobiernos han implementado políticas activas que no solo facilitan el uso de la tecnología por parte de los privados, sino que ellos mismos están asumiendo la misma.
La innovación y la transformación digital presentan la ocasión de dar consistencia a las políticas específicas en cada área de gobierno y a la misma gestión pública. Además de mejorar la productividad y las oportunidades de desarrollo, también tienen el objetivo ulterior de lograr la transparencia, promover la participación ciudadana en las decisiones públicas y facilitar la incorporación de grupos vulnerables en una entrega más eficiente de servicios públicos y otros.
Lamentablemente, nuestro país se ha estancado en la última década. Según el Índice Global de Innovación 2022, Guatemala ocupa el lugar 110 de 132 países del índice general. Acá se puede apreciar que donde está peor catalogado el país es en Infraestructura (119), Capital Humano e Investigación (120) y en Instituciones (122). Por otro lado, donde mejor aparece es en Producción Creativa (75) y en Sofisticación de Mercado (89).
El próximo gobierno debe iniciar una verdadera modernización de todo el aparato público. Aunque ha habido algunos avances, como la Ley Antitrámites y el inicio de la digitalización del Organismo Judicial, falta una estrategia nacional con una visión compartida de hacia dónde queremos llevar el país y definir una agenda conjunta. Esta obligará al país a replantear una perspectiva a futuro y servirá como una posible sombrilla integradora de las distintas políticas para el próximo gobierno. Al respecto, la propuesta del CIEN “Ruta para la Dignidad Humana 2024-2028” hace una serie de recomendaciones para lograr la transformación digital, promover la cultura de la innovación y aprovechar la cuarta revolución industrial.
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Inicialmente, se requerirá fortalecer la gobernanza digital, lo que implica diseñar una base institucional que permita la identificación de la innovación y transformación digital como instrumentos de desarrollo. Determinante incrementar y modernizar la infraestructura digital para que se den inversiones en infraestructura física que beneficien a la mayoría de la población. En un mundo digital es decisivo fortalecer la ciberseguridad y lograr que el Comité Nacional de Seguridad Cibernética sea un ente coordinador, responda a incidentes informáticos y lidere mejoras.
Es urgente transformar los procesos de contratación y adquisiciones en el Estado. Decisivo contar con recursos humanos capaces, así como el equipo y los medios (por ejemplo, conectividad y almacenamiento en la nube). Mejorar el capital humano y la alfabetización digital son cruciales, buscando incorporar una nueva dinámica. Se requiere una revolución educativa que busque el aprendizaje constante y la creación de competencias para este nuevo mundo, ya que los empleos serán muy distintos debido a la robótica y la inteligencia artificial. Se debe promover las ciudades inteligentes: Descentralizar los procesos digitalizados para que la población sienta los beneficios de la innovación y la tecnología e implementarla en el nivel local.
Necesitamos adoptar la cultura y los valores de la innovación y la transformación digital y promover un ecosistema adecuado. Se requerirá crear estructuras organizacionales en cada una de las unidades implementadoras, tomando en cuenta a la población en la toma de decisiones y gestionar políticas públicas para lograr un proceso de mejora continua. Adicionalmente, hay que incrementar radicalmente la eficiencia de los servicios públicos, fomentar la participación ciudadana, lograr mayor transparencia y realizar los cambios necesarios en los marcos jurídicos, revisiones constantes que deben ser dinámicas ante un mundo que cambia constantemente. ¿Cómo se imagina el mundo en la próxima década? ¿Cuál candidato ofrece una estrategia de innovación y tecnología coherente e inspiradora? ¿Cómo aprovechamos la revolución 4.0 para transformar Guatemala?