En su impresionante Signal Iduna Park y sus 80 mil espectadores, 25 mil de ellos en el mítico Muro Amarillo, el Borussia Dortmund tiene 90 minutos el sábado para lograr su primer título de campeón de Alemania desde 2012 y poner fin al reinado de diez años del Bayern Múnich.
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Desde la victoria 3-0 ante el Augsburgo la semana pasada, un ambiente de euforia desconocido en esta última década se instaló en Dortmund, la novena ciudad alemana más grande, con 600 mil habitantes en el corazón del Ruhr industrial.
Borussia Dortmund a 90 minutos de conquistar la Bundesliga
El negro y el amarillo, los colores del equipo, han salido a la calle. Todo está preparado para un fin de semana de fiesta, como en 2012, cuando el equipo dirigido entonces por Jurgen Klopp ganó la liga y 400 mil lo festejaron.
Difícil para el técnico Edin Terzic abstraerse de esta atmósfera: “Tenemos un partido de Bundesliga por jugar. Será muy complicado, el Mainz está muy arriba en la clasificación en la fase de vuelta”.
Precisamente el Mainz (9º) derrotó al Bayern Múnich en su estadio hace cuatro semanas, cima de un periodo de euforia en el que encadenó diez partidos sin derrota. Desde entonces, cuatro duelos perdidos con 13 goles en contra, y en la última fecha no tiene nada por lo que competir.
En lo alto de la tabla el Dortmund tiene dos puntos de ventaja sobre el Bayern Múnich, que se desplaza a Colonia, a solo 100 kilómetros del Signal Iduna Park. Necesita ganar para no tener que mirar al gigante bávaro
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“Lo que está bien es que el campo es igual de grande que la semana pasada y la pelota de nuevo redonda”, bromeó Terzic para relativizar la situación a 48 horas del partido.
El Dortmund llega primero a la última jornada gracias a su fortaleza en casa, donde está invicto desde el 20 de agosto: Catorce triunfos, un empate contra el Bayern y solo una derrota, a principios de temporada ante el Werder Bremen en un partido que dominaba 2-0 en el minuto 88.
Para la última cita Terzic espera el regreso de su estrella, el inglés Jude Bellingham, ausente en Augsburgo por problemas en las rodillas.
A la inversa, el ambiente en Múnich es pesado. Batido por el Leipzig (3-1) en su Allianz Arena la semana pasada, dejó de tener el destino en sus manos.
El espectro de un año sin trofeos planea en la capital bávara, lo nunca visto desde 2011.