El fútbol de Indonesia vivió este sábado el capítulo más oscuro de su historia luego de que miles de seguidores del Arema FC saltaran al terreno de juego del Estadio Kanjuruhan luego de la derrota 3-2 en el clásico de East Jarva ante el Persebaya Surabaya. Después de varias versiones extraoficiales, la Policía confirmó que hay al menos 127 muertos, algunos de los cuales fallecieron en la cancha.
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El inspector general jefe, Nico Afinta, fue quien hizo pública la estremecedora cifra luego de que varios portales locales habían anticipado que se trataba de una cantidad de víctimas fatales que podía marcar un punto de inflexión en la historia de la violencia en el fútbol de ese país.
Día triste para el futbol de Indonesia
Las imágenes viralizadas de lo ocurrido son dramáticas. Varios aficionados pudieron filmar con sus teléfonos celulares cómo fue el momento en que una multitud saltó al campo e inició un enfrentamiento con los agentes de la policía que respondieron utilizando gases lacrimógenos sobre césped y en las gradas. Mientras tanto, futbolistas, árbitros y cuerpo técnicos escaparon rumbo a los vestuarios para evitar ser agredidos.
“Estamos preocupados y lamentamos profundamente este incidente. Compartimos nuestras condolencias y esperamos que esta sea una lección valiosa para todos nosotros”, señaló Akhmad Hadian Lukita, presidente de la Liga Indonesia Baru (LIB).
Además, el Arema FC ya fue informado que no volverá a jugar con público ni en su estadio por lo que resta de la temporada, mientras se analizan otras duras sanciones por lo sucedido este sábado.
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Entre los heridos hay niños y mujeres que fueron trasladados a dos hospitales de la zona. A su vez, el sitio de noticias local Komas publicó que algunas de “las víctimas fueron producto de haber sido pisoteadas por otros simpatizantes, así como por la dificultad para respirar debido a los gases lacrimógenos lanzados por las fuerzas de seguridad”.
Es que el nivel de violencia fue tal que se desataron peleas en las gradas, en el campo de juego y, cuando se abrieron las puertas del estadio, en las inmediaciones del recinto, en donde la Policía tuvo que responder con mayor fuerza ante el caos. Además, se movilizaron miembros de las Fuerzas Armadas de Indonesia para poder reestablecer la paz, mientras el fuego y los gases se volvían parte del violento paisaje.