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VIDEO. “Lucharé hasta el final por Guatemala”, dice José Barrondo

Lejos han quedado las botas de hule, la caja de lustre y la casa con agujeros en el techo, el deporte le dio una nueva vida a José Alejandro, y ahora, le da la oportunidad de buscar uno de sus grandes sueños, ganar una medalla olímpica.

El marchista José Alejandro Barrondo sonríe cuando comenzamos a preguntarle sobre sus inicios en la marcha, dice que le daba vergüenza por el movimiento que se hace en la práctica, también cuenta que se inició en el deporte usando tenis de mujer y una pantaloneta que le compró “un señor”.

Pero su sonrisa es aún más grande cuando escucha las palabras “medalla olímpica”, pues a su mente vienen los recuerdos de todos los sacrificios que ha hecho para llegar hasta donde está, sobre cómo desde los 8 años se hizo cargo de su familia trabajando en casas y lustrando zapatos en el parque, de cómo en su casa no había luz, pues vivía en la montaña, y el agua se colaba por todas partes.

Su historia es tan conmovedora como inspiradora, pues todo lo vivido lo ha hecho fuerte, tanto, que logró sellar su pase a los Juegos Olímpicos de Tokio, en los que buscará realizar su gran sueño, ganar una medalla olímpica.

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José, originario de la Aldea Chiyuc, en San Cristóbal Alta Verapaz, es parte de la delegación de 24 deportistas, entre ellos 8 marchistas, que representarán a Guatemala en las justas que se inaugurarán el viernes.

Se clasificó a Tokio al lograr la marca de acceso en los 20 km durante el Gran Premio Cantones de La Coruña, en 2019. En su palmarés cuenta con una medalla de bronce ganada en los Juegos Panamericanos de Lima.

¿Cómo vives los días previos a competir en Tokio?

Estoy muy contento porque tengo saludo y puedo entrenar todos los días en lo que más me gusta.

¿Te sientes listo para esta competencia, cómo fue tu preparación?

Nunca se está totalmente preparado, pero entrenamos constantemente para estarlo. Al momento de competir solo pienso en todo lo que he trabajado y me encamino hacia la meta sabiendo que doy mi mejor esfuerzo y eso me ha llevado a tener buenos resultados. Gracias a Dios tuvimos los campamentos que necesitábamos, el de Xela fue muy bonito, trabajamos duro en la parte técnica, fortalecimiento, resistencia y velocidad.

¿Te afectó la pandemia?

Sí, bastante porque donde vivo solo podía correr. En agosto cuando volvimos a  Guatemala me costó demasiado volver a marchar, pero gracias Dios estoy al 100% recuperado. Creo que solo es de esperar la competencia de Tokio.

¿Cómo ves a tus rivales?

El rival más fuerte seré yo mismo y las condiciones climáticas, porque habrá mucho calor y humedad. Pero todos los días que entreno me visualizo cruzando la meta, ganando una medalla, aunque uno tiene que estar preparado para lo que suceda. En la competencia puede pasar de todo, la única certeza que tengo es que voy a luchar hasta el final y voy a marchar de la mejor manera en busca de un resultado positivo para Guatemala.

¿Por qué elegiste la marcha?

Siempre me gustó el karate, pero vivíamos en la montaña, no teníamos electricidad, estábamos lejos de la comunidad y por la falta de oportunidades no pude practicarlo. Cuando ganó Erick la medalla en los Juegos Olímpicos vi una oportunidad y decidí iniciarme en la marcha inspirado por Erick.

¿Cómo se te dio esa oportunidad?

En 2012 hice una prueba. Un señor me compró una pantaloneta, me prestaron unos tenis de mujer (rosados) y me pusieron a correr 800 metros, entré cuarto, solo quería iniciarme en el deporte. Después un señor me dijo que mejor marchara, pero me daba vergüenza por el movimiento. Al final hice una prueba, éramos como 10 y parecíamos patos (sonríe).

Después nos pusieron a hacer dos kilómetros y entré primero, me dijeron que me llamarían pero no lo hicieron. Entonces, el 2 de noviembre mi hermano me llevó en bicicleta al pueblo, tomé el bus y llegué a Cobán, iba salpicado de lodo, pero así me presenté y le dije al entrenador Jorge Coy que quería marchar, me quité las botas de hule, me puse mis tenis y me puso a hacer 5 kilómetros, al día siguiente no me podía ni parar, pero así comencé y desde entonces no he parado.

¿Cómo sido el camino en busca de tus sueños?

Desde muy pequeño me ha gustado trabajar y desde que mi papá se fue me quise hacer responsable de la casa. Desde los 8 años comencé a trabajar en casas, a lustrar zapatos y lo hice durante 8 años. Pero ha sido un sacrificio de amor y prosperidad, en busca de nuevas esperanzas para mí y mi familia. A veces es complicado, pues no estoy en el Día de la madre y cuando mi mamá ha enfermado he estado lejos, pero vale la pena luchar y creo que siempre debemos ver hacia delante y trabajar, porque de nada sirve estar en casa y no tener nada qué comer.

¿Crees que el deporte te dio una mejor oportunidad de vida?

Sí, soy bendecido porque a través de una inspiración, que es Erick, Dios me dio el valor para ir por ese camino. He conocido a muchas personas y gracias al deporte  una institución de Cobán le regaló una casa a mi mamá en 2016, ya no vivimos en la montaña, en nuestra casa ya  no se entra el agua, no está llena de agujeros.

El deporte ha sido una bendición en mi vida, mi familia hoy está en un 75% mejor en comparación de cómo vivíamos antes, en condiciones pésimas. Teníamos que caminar 40 minutos para ir a traer agua y al molino, no había luz, aunque eso no fue impedimento para soñar en grande y salir adelante. Ahora vivimos a 500 metros de la carretera, enfrente del tanque de agua y ahora mis hermanos ya no quieren ir a traer y está cerca (sonríe).

¿Qué sientes cada vez que compites fuera de Guatemala?

Me siento muy orgulloso de haber nacido en Guatemala. Cuando estoy a la par de atletas destacados a nivel internacional me siento conmovido y satisfecho.

¿Cómo ha sido el apoyo de tu familia?

Estuve a punto de retirarme del deporte varias veces porque me ha tocado perder, por alguna razón me descalificaban, corría bien 10 kilómetros y los otros 10 me daba fatiga. En 2018 en barranquilla quedé séptimo después de haber hecho entrenamientos espectaculares, pensé en retirarme porque ya no tenía el dinero que necesitaba para apoyar a mi familia y estar tranquilo, pero mi mamá me dijo que no me diera por vencido, que intentara un año más. Así que volví a iniciar en 2019 y en junio, en España, logré la marca para los Juegos Olímpicos.

¿Cuál ha sido tu mayor logro?

En los Juegos Panamericanos, la noche antes de competir me dije que quería estar en el medallero, me levanté e hice mi oración mentalizado en una medalla, pero durante la competencia sentí molestia en la pierna y columna y me empecé a desesperar, quería abandonar, pero recordé que ya estaba ahí y me dije: ‘el dolor es un momento, la alegría para siempre’ y fue así como continué y gracias a Dios logramos la medalla de bronce.

¿Crees que puedes ganar una medalla en Tokio?

Todo puede pasar, yo sueño con ganar una medalla y todos los días me preparo para eso. Uno pasa dolor, fatiga, cansancio, a veces ni dormir podemos por el cansancio, pero vale la pena. En el deporte se pierde más de lo que se gana, pero buscaré estar entre los primeros tres lugares. Me encomiendo a Dios y me comprometo conmigo mismo a dar lo mejor.

¿Cómo ha influido el entrenador Julio Urías en tu carrera?

Todos los días me motiva y nos dice que soy un campeón, a veces me río de tanto que me lo dice, pero ayuda, porque antes de hacer la marca él me decía que lo iba a lograr y así fue y cuando ganamos la medalla en los Panamericanos él se puso muy feliz.

¿Qué le dices al pueblo de Guatemala?

Le estoy muy agradecido por el apoyo y las buenas vibras. Les aseguro que todos los días nos preparamos con la mentalidad de representar a todos los guatemaltecos de la mejor manera, nunca vamos con la mentalidad de solo participar. Tarde o temprano vamos a obtener un resultado que va a ser gloria para Guatemala. A través del deporte demostraremos que Guatemala puede y tiene gente soñadora. Todos formamos parte de un equipo y podemos sacar adelante a nuestro país.

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