Ellos tenían un vínculo especial, y después de que Emiliano Sala murió, Nala lo esperaba cada día al caer el sol.
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Ella lo acompañaba a donde quiera que el fuera, incluso, Emiliano publicaba constantemente fotos con su mascota, a la que amaba.
Según medios de Europa, Sala conoció a Nala en Francia, en 2015, cuando jugaba en Nantes, y fue amor a primera vista.
Solían hacer largos paseos, jugar e ir a pescar, algo que se había hecho habitual en la vida de ambos.
Pero el destino los separó un día de enero, cuando él se dirigía de Cardiff hasta Francia, para integrarse a su nuevo club.
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Emiliano sufrió un accidente aéreo y su cuerpo fue localizado casi un mes después del percance.
La nueva vida de Nala
Pero lejos va quedando la gran tristeza que por meses invadió a la perrita.
Ahora ella tiene una vida diferente tras emigrar de Europa a Argentina.
Nala se encuentra en Progreso, Santa Fe, lugar de origen de Emiliano.
Y tras perder a su dueño fue adoptada por Darío, hermano del futbolista y su madre, Mercedes Taffarel.
Además, ha logrado establecer un vínculo muy cercano con Augusto, el pequeño sobrino de Emiliano.
Ya no puede darse chapuzones en el río a donde acostumbraba a ir con Emiliano.
Sin embargo, le gusta chapotear en la piscina, una costumbre que seguro no puede olvidar.
Dentro de su nueva
Aunque Nala recibe mucho cariño de sus nuevos dueños,nada se compara con la relación que tenía con el jugador.
A cambio de los largos paseos que ambos daban, la vida de Nala ha cambiado, y transcurre de las puertas hacia adentro.
Según un reportaje publicado por el diario “Infobae”, pocas veces le dan el gusto de salir a recorrer las calles de Progreso.
Por eso, no fue de extrañar que no haya estado en el velorio o en el último homenaje que le hizo San Martín, a Emiliano.
Pero Nala se ha refugiado en el amor de Augusto, el sobrino mas pequeño de Emiliano, él disfruta la compañía de su Nalita, como la llama.