Cientos de corredores iniciaron el sábado un maratón de la memoria a lo largo de los 160 kilómetros de trazado del antiguo Muro de Berlín tres décadas después de su caída, en el lugar donde antes patrullaban guardias armados, entre alambradas de púas y torres de vigilancia.
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El célebre Muro, construido en 1961, fue un símbolo de la Guerra Fría y de la separación de Europa en dos bloques. En la actualidad es un lugar destinado al paseo e incluso una atracción turística y artística, cuando apenas quedan unos restos a modo de recuerdo.
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Este ultramaratón representa un reto físico de gran exigencia y es sobre todo una ocasión para recordar a las víctimas del Muro.
En su octava edición, unos 500 participantes de 32 nacionalidades diferentes comenzaron a correr hacia las 06H00 (04H00 GMT). Los más aguerridos correrán toda la noche del sábado antes de terminar la prueba en las primeras horas del domingo.
"Sabes que va a ser duro, hay que aceptarlo y decirse 'aún puedo dar un paso más"", confesó antes de la salida el sueco Patrik Gullerstrom, de 43 años, que ya participó cuatro veces en esta carrera.
Tom Shenbrun, de 50 años, un israelí nacido en Rusia, cuenta que su abuelo era soldado en el Ejército Rojo cuando este entró en Berlín en 1945.
"Como judío, es algo muy especial. Sientes la historia a lo largo de todo el trayecto […] Puedes comprender cómo [el Muro] dividió a una nación, a familias, amigos".
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138 asesinados
El itinerario pasa por lugares emblemáticos como la Puerta de Brandenburgo, el mítico Checkpoint Charlie y también por numerosos monumentos dedicados a las 138 personas asesinadas cuando intentaban pasar de la Alemania del Este a la del Oeste.
"Lo que me impresiona de verdad es el número de participantes. La historia del Muro es importante para ellos", celebra Nina Blisse, una de las organizadoras de la carrera. "Muchos no lo hacen para correr rápido, leen cada memorial a lo largo del recorrido", subraya.
Los organizadores no descuidan la cuestión simbólica, para hacer que su carrera cuente además con una dimensión histórica.
Las inscripciones para la prueba de 2020 se abrirán a las 18h57 (16h57 GMT) del 9 de noviembre, en la hora exacta en la que en 1989 la RDA comunista levantó la prohibición de viajar, lo que provocó la caída del Muro.
Cada año se elige a una de las 138 víctimas para que reciba un homenaje particular. Su imagen figura en la medalla que reciben los que terminen la carrera y se realizará una ceremonia en el lugar exacto del recorrido en el que murió.
En la primera edición, la de 2011, se eligió a Chris Gueffroy, última víctima del Muro, a principios de 1989. El domingo será su madre la que entregue las medallas.
"No se irán nunca"
El pasado año se homenajeó a la víctima más joven, Jörg Hartmann, un muchacho de 10 años abatido por los guardias fronterizos de la Alemania del Este en 1966, cuando intentaba cruzar para visitar a su padre, que estaba en el Oeste.
"Todavía tengo la piel de gallina", afirma Olaf Ilk, nacido en la Alemania del Este y coorganizador de la carrera.
Los organizadores tienen a menudo historias personales ligadas al Muro.
Uno de ellos, Andreas Pfeiffer, nacido en el Este, estuvo en prisión dos años por haber intentado cruzar la Cortina de Hierro entre Hungría y Austria.
Fue liberado por Alemania del Oeste, en el marco de un programa por el cual 33.755 presos políticos fueron 'vendidos' por la Alemania del Este a cambio de 3.500 millones de marcos.
"Nunca fui corredor, pero cuando escuché hablar de la carrera por primera vez quise implicarme en ella", explica. Dice que tiene todavía "escalofríos" cada vez que cruza la antigua frontera. "No se me irán nunca", afirma.
Desde un estricto punto de vista deportivo, este ultramaratón supone una hazaña. "Hay que aceptar que se corre durante 24 horas", explica Nina Blisse, que terminó las ediciones de 2014 y 2015 en menos de 26 horas.
El récord del recorrido fue establecido en 2014 por el británico Mark Perkins, que acabó en 13 horas y 6 minutos.