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Cuando los números rojos predominan en las cuentas

A pocos nos causa sorpresa y a muchos otros decepción e indignación que Municipal haya sido eliminado de la fase por el título del Apertura 2018.

Si bien la exigencia competitiva de la Liga Nacional ha venido a la baja en los últimos años y es más fácil decirlo o escribirlo que estar en los botines de sus futbolistas, está claro que el equipo conformado para este certamen volvió a quedar en deuda.

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Yendo un poco más atrás, el club le confió su proyecto a principios de año al tico Hernán Medford, quien tuvo éxito con el Xelajú MC con el cetro del Clausura 2012 (en cuya final venció a los rojos en penaltis) y luego avanzó a la fase final de la Liga de Campeones de la Concacaf, pero que en su banquillo no fue capaz de clasificarlo a la ronda final en el Clausura 2018 y se vio obligado a renunciar después de la fecha 9 del Apertura.

Al relevo vino Horacio Cordero, a quien el tiempo le fue insuficiente para enderezar el camino y evitar la eliminación en la Copa ante Mixco, club de la categoría de ascenso, y tampoco tuvo el liderazgo de antaño ni suficiente capacidad dentro de su plantel para formar a un equipo capaz de colocarse entre los seis primeros de la tabla durante la segunda vuelta de la liga.

Lo sucedido el miércoles contra Siquinalá, lejos de haber marcado su eliminación, es solo la consecuencia de una serie de factores que redundaron en un fracaso más para los ediles que en los últimos 13 torneos cortos solamente celebraron como campeones en el Clausura 2017 bajo el mando de Gustavo Machaín.

En la época reciente, el partido más complicado que Municipal disputa no es contra un oponente en la cancha, sino dentro de sí mismo con la pugna entre dos bandos que insisten en pasar por encima del otro: En una esquina, su junta directiva, en la que parece que las decisiones pasan por gente que poco o nada sabe de futbol, lo cual se refleja en el rendimiento y los resultados, y en la otra, un sector de su afición que responde como “caja de resonancia” a los intereses de un identificado grupo de opositores, el cual pide la cabeza de los otros.

Si bien el título de la Concacaf (1974), los cuatro de la Uncaf (1974, 1977, 2001 y 2004), junto con el pentacampeonato de la Liga Nacional (entre 2004 y 2006) son partes importantes de su historia, hay que referirse a ellos en tiempo pasado y poco o nada les valen hoy por hoy a un club que no encuentra el rumbo dentro de la cancha y que a cada torneo despierta aún más la incertidumbre.

Los cambios que Municipal necesita para ser ese equipo que responda a su tradición y lugar como uno de los dos más ganadores en la categoría mayor, pero sobre todo el que su afición merece, deben ser profundos e inmediatos a todo nivel, en caso contrario, más de lo mismo les espera en el Clausura 2019.

* Fernando Ruiz

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