El representante de la acusación, Carsten Dombert, afirmó que Serguei Wenergold, de 28 años, se declaró culpable de varios intentos de asesinato. El veredicto está previsto la semana que viene.
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El acusado reconoció haber hecho explotar tres bombas el 11 de abril de 2017, al paso del autobús que transportaba a los jugadores del Borussia Dortmund hacia el Signal Iduna Park, para disputar un partido por los cuartos de final de la Champions League contra el AS Mónaco.
Los explosivos, escondidos en un seto, estaban mal situados y finalmente dejaron solamente dos heridos. Uno de ellos fue el defensa español, Marc Bartra, y el otro fue un motorista de la escolta policial.
El jugador sufrió lesiones en un brazo, mientras que el agente resultó con daños en los tímpanos.
El acusado aseguró que no tenía intención de asesinar a nadie, aunque no precisó los motivos de su acción. Pero este argumento fue rechazado por el fiscal, que afirmó que su objetivo era matar al mayor número de jugadores posibles para hacer caer el precio de las acciones en bolsa del Dortmund, contra las que había especulado a la baja, y de esta forma hacerse rico.
Tras el atentado, la investigación se dirigió, en principio, hacia el terrorismo islámico, al encontrar en la zona unas cartas dejadas por el autor para despistar a la policía.
Posteriormente se sospechó de la extrema derecha y la extrema izquierda alemanas.
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Finalmente, la policía se centró en el joven que, el día de los hechos, estaba alojado en el hotel de los jugadores del Dortmund y que tenía formación en electrónica, lo que le permitía confeccionar bombas.
Varios jugadores del equipo, entre ellos Bartra, quien ahora milita en el Real Betis, de LaLiga de España, se han subido al banquillo para testificar cómo el atentado les ha traumatizado.
*Con información de AFP
