No es la primera y creo que peco de ser demasiado optimista al creer que será la última vez que un guatemalteco está involucrado en situaciones extradeportivas que marcan y, eventualmente, destruyen su carrera.
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Sin duda, la decepción es grande en aquellos que han seguido y apoyado -no solo a bordo del “carrito del triunfo” cuando gana- a lo largo del camino a Christopher Díaz, quien ahora ha visto cómo la situación que lo rodea lo obliga a frenar de golpe.
A diferencia de algunos atletas a los que portar los colores azul y blanco les pesa demasiado, siempre vi a Christopher representar con mucha energía y orgullo al país en diferentes escenarios a nivel local, y en coberturas a internacionales dentro de los eventos del Ciclo Olímpico y una serie de Copa Davis en República Dominicana en 2009.
Todo esto parece quedar por un lado ahora que los entes que procuran la transparencia en el juego, y que él mismo aceptó su responsabilidad, descubrieron el caso que le ha costado más caro que cualquier derrota que haya sufrido con raqueta en mano.
“Como deportista profesional, Díaz tomó decisiones erróneas que ahora lo llevan por un camino que solamente él sabrá si tiene un punto de quiebre y un set más por jugar”.
Desde donde lo veo, el impacto de esta noticia se compara solamente con los hechos en la eliminatoria a la Copa del Mundo de Alemania 2006 en un partido contra Trinidad y Tobago que contribuyeron a que Guatemala quedara fuera, y en otras participaciones internacionales que luego resultaron en suspensiones de por vida para varios jugadores.
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Tampoco dista de las grandes decepciones que llevamos al ver cómo los ciclistas Lizandro Ajcú y Nery Velásquez fueron despojados de sus títulos de la Vuelta a Guatemala por uso de sustancias prohibidas.
El caso es que, pese a que a un lado de la cancha, erró como cualquier humano y nadie en esta vida es infalible para criticarlo por ello, como deportista profesional, Díaz tomó decisiones erróneas que ahora lo llevan por un camino que solamente él sabrá si tiene un punto de quiebre y un set más por jugar.
Si bien la pureza del deporte no admite las trampas, los engaños ni otra manifestación ajena a la sana competencia, las revanchas son una parte importante de la misma.