Luchó contra el machismo, contra su familia y contra la sociedad para destacar en un ámbito que ha sido dominado por hombres en la historia de Guatemala, sin embargo, nada le impidió romper las barreras. Conoce su historia.
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Originaria de San Juan Chamelco, Alta Verapaz, Lesbia Tzul es madre soltera, maestra de profesión, y aunque de momento vive del arbitraje, cuenta que se esfuerza cada día por ser un ejemplo para la sociedad y para su pequeño Gael Antonio, de seis años.
Lesbia fue una de las primeras mujeres que decidió involucrarse en el arbitraje nacional desde hace más de una década, y ahora con 12 años como árbitra asistente, revela cómo ha sido su vida en esta profesión.
¿Desde cuándo eres árbitra asistente?
Me inicie en el 2006 como árbitra asistente y soy árbitra internacional desde 2008. He asistido en Primera, Segunda y Tercera División, Liga Femenina y categorías especiales.
¿Cómo nació el deseo de ser árbitra?
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Me llamaba la atención ver cuando los árbitros sancionaban en los partidos, luego se nos dio la oportunidad de recibir el curso de árbitros y conforme nos iban dando el curso fui viendo el arbitraje de una manera diferente, y eso me motivó a ser árbitra.
¿Hubo alguien que le dijo que desistiera?
Sí, muchas personas, especialmente mi familia, me decía que no tenía futuro en eso, que eran cosas para hombres, pero al final no escuché a nadie y luché por lo que quería, ahora me apoyan y cada vez que salgo a la cancha me piden que sea muy responsable y que haga un buen trabajo.
¿Cómo te sientes por participar en un medio dominado por los hombres?
Vivimos en un medio machista, pero de nuevo se me da la oportunidad, ahora debo demostrar de la mejor manera que no solo los hombres tienen la capacidad de hacerlo, estoy consciente de que debo hacer un buen trabajo.
¿En algún momento fue ofendida por ser mujer?
En varias ocasiones, pero quizá más cuando por machismo, perdí mi gafete FIFA en 2013, no me lo esperaba, pero trabajé duro y un año después volví a recuperarlo.
¿Cómo fue su experiencia en la Liga Nacional?
Fue una bonita experiencia pero debo reconocer que estaba un poco nerviosa, pero al final puede controlarme y hacer el mejor trabajo posible. Antes del partido se hizo la planificación con los árbitros y luego salimos a la cancha.
¿Cuántos años espero para volver a la Liga Nacional?
Casi seis años, ante lo había hecho pero entonces se nos hizo a un lado a las mujeres y eso estancó mi progreso, pero ahora hay otros compañeros en la Comisión Arbitral que gracias a Dios apoyan bastante a las mujeres y se me volvió a dar la oportunidad.
¿Hubo algo que la incomodó en el partido entre Petapa y Malacateco?
No. Los jugadores se dedicaron a hacer su trabajo, es normal que se sorprendan al ver a una mujer, pero no pasó nada malo, al contrario, los muchachos de Malacateco se portaron muy respetuosos, no pasó lo que en otras categorías.
¿Y cuál ha sido tu peor experiencia?
Fue en la Tercera División, en Lanquín, Alta Verapaz, la gente se metió a la cancha y quisieron agredirnos, al final a mí me respetaron por ser mujer, pero sí agredieron al árbitro central, me asusté mucho, sentí impotencia de estar entre toda la gente y no poder hacer nada.
¿Cuál es tu sueño?
No sé si permaneceré en la Liga Nacional, pero trabajaré duro para permanecer, sin embargo en lo que me resta en el arbitraje, uno de mis objetivos es asistir a otro Mundial, es una lida experiencia. Ya estuve en el Mundial Sub-20 en Chile 2010.
¿Qué mensaje envías a las mujeres que como tú buscan romper barreras?
Que tienen la capacidad, todo es que se lo propongan, les digo que luchen por sus sueños, que no se dejen vencer por nada ni por nadie, porque sí tenemos la capacidad.
¿Qué te mueve cada día a ser mejor?
Mi hijo Gael Antonio, por él doy mi mejor esfuerzo, quiero que se sienta orgulloso de mí y de lo que hago.