A “Lencho” lo consideraban alguien con gran condición física. Tenía un año y medio de correr con ellos en el equipo Katusha, que compite en categoría máster.
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Prudencio Sabán era albañil y el domingo 8 de abril salió a rodar con sus amigos de carretera recuerda con nostalgia Rául Hernández, otro miembro del equipo.
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“Él murió a mis pies”, relata Rául al hablar, aún dolido, de la ocasión en la que un conductor arrolló a Prudencio y le quitó la vida cuando practicaba el deporte de sus amores.
El infortunio
“Íbamos adelante y escuchamos un carro rechinando llantas, como derrapando, luego oímos un choque y volteamos a ver”, dice Raúl.
La colisión había sido contra un vehículo colero, percance que alcanzó a Prudencio. Desde abril el equipo ya no se atrevía a salir.
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Hoy vistieron de nuevo sus maillots y montaron sus bicicletas, pero ya no en ruta. Llevan dos fines de semana haciéndolo en el campus central de la Usac, en la zona 12, porque se sienten más seguros.
El equipo es integrado por Raúl Hérnandez, Gadi Herrera, Javier Hernández, Julio Chalí y Julio Morales, pero con ellos ya no rueda Prudencio. Lo extrañan y recuerdan como un hombre de gran espíritu.
Prudencio tenía esposa e hijos y vivía en San Juan Alotenango, Sacatepéquez. “Todos los que andamos en bicicleta no le hacemos daño a nadie, solo pedimos respeto por nuestra vida”, afirma Raúl mientras se prepara para ver y aplaudir el paso de las pedalistas en la última etapa de la Vuelta Femenina a Guatemala.