Pese a encontrarse suspendido por la FIFA, su expresidente Joseph Blatter volvió a la escena de un mundial.
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Blatter llegó el martes a Rusia, con la esperanza de ver dos partidos y tal vez de reunirse con el presidente Vladimir Putin.
El exlíder del órgano rector del fútbol aterrizó en Moscú para atender una invitación que le hizo Putin hace dos años. Ambos realizaron tareas esenciales para ayudar a que Rusia consiguiera la sede del máximo certamen ocho años atrás.
“Soy invitado del comité organizador, pero ellos harán los arreglos para ver al presidente en caso de que sea posible”, dijo Blatter a la prensa en un hotel de cinco estrellas en Moscú.
Añadió que un encuentro con Putin “no se ha definido”.
“Pero soy un invitado. Acepto el programa que me ofrezcan y estoy contento por estar aquí”, manifestó.
El otrora mandamás del fútbol posó para fotografías con varios aficionados de México y Portugal que llegaron a esta zona céntrica de Moscú, ciudad a la que voló desde Zúrich.
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Alguna vez conocido como un trotamundos inmune al extenuante desajuste por viajar entre diferentes husos horarios, Blatter ha volado poco desde mayo de 2015, cuando investigadores estadounidenses y suizos revelaron abarcadoras pesquisas sobre corrupción y sobornos vinculados con dirigentes del fútbol mundial y de conocidas empresas de marketing, incluidos algunos vicepresidentes de la FIFA.
Blatter anunció su intención de renunciar días después.
A sus 82 años, Blatter tiene prohibido desempeñar cualquier actividad como dirigente del fútbol hasta octubre de 2021, por los actos indebidos en materia financiera, detectados durante su gestión de 17 años.
Pero la suspensión no le impide asistir a partidos. Espera presenciar el Portugal-Marruecos, que se realizará este miércoles en el estadio Luzhniki de Moscú.
Planea igualmente asistir al duelo del viernes en San Petersburgo.
“Viajaré para ver cómo Costa Rica le gana a tu país”, bromeó Blatter con un periodista brasileño.
Blatter viajó con su pareja Linda Barras. Aparece en público por primera vez fuera de su natal Suiza desde julio de 2015, cuando se realizó el sorteo de la eliminatoria mundialista en San Petersburgo.
Aquel día, Blatter compartió el escenario con Putin. Esta semana, podría verlo de nuevo.
El año pasado, Dmitry Peskov, portavoz presidencial, confirmó que había una invitación.
“Putin tiene una larga y, podríamos decir, amigable relación con Blatter”, aseveró.
Blatter votó por Rusia para albergar el Mundial en diciembre de 2010, cuando había otros tres candidatos.
Como secretario general de la FIFA, Blatter supervisó los preparativos para cada Mundial desde España 1982 hasta Francia 1998. Se le eligió presidente de la FIFA en la víspera de esa última Copa del Mundo, y ocupó el cargo máximo en la organización durante cuatro torneos, hasta Brasil 2014.
Un proceso penal en Suiza se abrió contra Blatter en septiembre de 2015, por presuntos actos financieros indebidos, pero no se han presentado cargos. Mediante acusaciones correspondientes a ese caso, la comisión ética de la FIFA abrió su propia indagación y suspendió a Blatter por ocho años.
La sanción fue reducida a seis años por un panel de apelaciones.
La presencia de Blatter en Moscú podría ser una distracción para el nuevo presidente de la FIFA, Gianni Infantino, quien procede de un poblado vecino, en el mismo estado del que era su antecesor.
Blatter sigue siendo reconocible al instante por varias generaciones de aficionados al fútbol.
“En cuanto lo vi dije ‘voy a tomarme una foto con él’”, relató el aficionado mexicano Maximiliano Vázquez. “Fue muy amigable”.