El Billie Jean King Center es el hogar del último torneo de Grand Slam de la temporada y, en cada uno de sus espacios, desde el majestuoso estadio Arthur Ashe hasta la última de sus 33 canchas, y en las áreas de circulación general, el tenis se vive con gran intensidad al recordar a las grandes glorias que una vez empuñaron la raqueta en sus instalaciones y ofrecer un espectáculo de primer nivel con el Abierto.
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Aquí, sin importar el calor, la lluvia o cuanto tiempo tarden, en cada jornada, muchos aficionados aguardan en un pasillo a las afueras de las canchas de entrenamiento del complejo a la espera de sus jugadores favoritos para obtener un autógrafo o una foto con ellos.
Pero no todo es juego y hacer silencio mientras que un jugador está al servicio debido a que en el centro deportivo que se ubica en Flushing Meadows, al este de Nueva York, existen varias áreas para el entretenimiento de los seguidores quienes aprovechan para interactuar y pasarla bien mientras que llega el momento de elegir a qué cancha entrarán.
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A muy pocos pasos de la entrada al recinto se encuentra el Paseo de la Fama en el que se observan las imágenes de figuras históricas del tenis como los locales John McEnroe, Pete Sampras, Andre Agassi y Monica Seles, la alemana Steffi Graff o la checa Martina Navratilova, quienes alguna vez se coronaron como campeones.
El centro de tenis de la Asociación de Estados Unidos (USTA) fue inaugurado hace 29 años y desde entonces ha sido la sede del torneo. En 2009 recibió el nombre de Billie Jean King, la extenista que junto con sus triunfos deportivos fue activista de la igualdad de género en las canchas.
