La excampeona olímpica Sanya Richards hizo impactantes revelaciones y desató la polémica en su libro “Chasing Grace”, donde confiesa la cruda realidad de las atletas de alto rendimiento.
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La estadounidense publicó recientemente su biografía, en donde una de las revelaciones más impactantes fue que un día antes de viajar a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, tomó la decisión de abortar.
Pero sus declaraciones van más allá de su experiencia, pues asegura que no es la única que ha tomado esa decisión. Actualmente Sanya está embarazada.
Foto: AFP
“No conozco a una sola atleta que no haya tenido un aborto”, expresó durante una entrevista en la famosa revista “Sports Illustrated”, Sanya Richards, quien ha ganado cuatro medallas olímpicas de oro en 400 y 4×400 metros.
La exatleta ha dicho que toda la gloria del deporte no se compara con el dolor y la frustración que muchas deportistas viven. “Aborté a mi bebé no parecía una opción en absoluto. Todo lo que siempre quise parecía estar al alcance de mi mano. La culminación de toda una vida de trabajo estaba justo delante de mí”, explica Richards.
Su declaraciones han dado la vuelta al mundo. “Pero el debate de cuándo comienza una vida no dejaba de girar en mi cabeza, y el velo de un niño fuera del matrimonio en el apogeo de mi carrera parecía algo insoportable ¿Qué pensarían de mí mis patrocinadores, mi familia, mi iglesia y mis fans?”, continuó la exatleta.
Richards es esposa del jugador de la NFL Aaron Ross, quien nunca supo que su pareja fue al hospital antes de viajar a China.
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“Muchas de las mujeres que conozco en atletismo han tenido al menos un aborto. En este mundo, priorizar los objetivos deportivos y la competencia sobre un bebé es casi una norma”, explica la exmedallista olímpica.
De acuerdo a un reportaje en el sitio “Nueva Mujer”, en Syndey 2000 la clavadista olímpica británica Jeime Halsey, denunció que los medico sl apresionaron para abortar a dos de los trillizos que esperaba por “potenciales riesgos apra la salud” de la madre y de los bebés.
Además en los años 70, en la Unión Soviética se obligaba a las mujeres a tener relaciones con su entrenador para embarazarse y después abortar, para “mejorar el rendimiento de su cuerpo”.