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Francesco Totti: el adiós del último romántico

El futbolista italiano de 40 años se retirará al final de esta temporada. Delantero de técnica exquisita, hizo toda su carrera en el club de sus amores, la Roma, siendo emblema de una época.

Nada es para siempre, y el retiro de Francesco Totti confirma esta ley inexorable. Con 40 años y después de 25 temporadas en su club, la Roma, el delantero italiano dejará la que fue su casa durante un cuarto de­ siglo.

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La ciudad eterna, entonces, verá nuevamente cómo uno de sus emblemas imperiales sucumbe al paso del tiempo. Un centurión fiel a la guardia romana, ajeno a las tentaciones de conquista de otras latitutes. El Real Madrid golpeó su puerta hace más de 10 años, y ni los millones de Florentino ni las luces galácticas fueron suficientes para moverlo de la capital de su mundo.

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“Si me hubiese ido al Real Madrid hubiese ganado tres Champions, dos Balones de Oro y muchas otras cosas, pero prefiero lo que he hecho”, dijo Totti tiempo después.

Antes lo habían tentado Silvio Berlusconi, el magnate del Milan, y Massimo Moratti del Inter. La respuesta fue la misma: el glamour y la arrogancia del norte de Italia no hicieron ni dudar al muchacho capitalino. “Roma, para mí, es el mundo. Este club, esta cuidad, han sido siempre mi vida”, dijo en una carta en septiembre, una enseñanza que heredó de su mamá cuando les cerró la puerta en la cara a los agentes del Milan que quisieron ficharlo cuando era un ragazzo.

Totti prefirió su casa dispuesto a pagar el costo de ver el éxito ajeno. Entonces era un joven de pelo largo que rompía redes en un equipo que no conseguía dar el zarpazo definitivo. Hasta que llegaron Montella y Batistuta para acompañarlo, y secundados por Cafú, Zebina, Samuel, Candela, y dirigidos por Fabio Capello, levantaron el último Scudetto del club con récord de puntos en Serie A: 78.

Roma: auge y caída

Con el irreverente Antonio Cassano hizo una dupla goleadora que batió redes en toda Europa. Pero la gloria volvería a finales de la década del 2000, cuando consiguió levantar dos Copas de Italia y una Supercopa más.

Debutó con la selección italiana después del Mundial de 1998. Formó dupla con Alessandro del Piero, Christian Vieri, Alberto Gilardino y Luca Toni. Su máximo logro: la conquista de las tierras germánicas en el 2006, cuando levantó la Copa del Mundo.

Resistiéndose al paso del tiempo, Totti siguió liderando al equipo romano en las últimas temporadas, pero la gloria y el esplendor ya eran cosa del pasado. Los años no pasan en vano, incluso para el emperador romano, quien tuvo que resignarse a ver los partidos muchas veces desde el banco de suplentes.

Roma es mi familia, mis amigos, la gente que amo. Roma es el mar, las montañas, los monumentos. Roma, por supuesto, son los romanos. Roma es el amarillo y el rojo. Roma, para mí, es el mundo. Este club, esta ciudad, han sido mi vida. Siempre”.

Totti puede dejar el fútbol porque nada es para siempre, pero esta jugada sí lo será. La Roma visitaba al Inter de Milán en la temporada 2005/2006. En el minuto 29 del partido Francesco, vestido de blanco en el Guisseppe Meazza, toma una pelota en el centro del campo recuperada por un compañero. Con el pie derecho, elude la barrida de Cambiasso, quien le pincha la pelota. Le queda larga, pero con un par de zancadas llega antes que Zé María. Totti lo salta y sigue.

Ahora enfrenta a Materazzi, quien se gira solo para mirar cómo el romano conduce hacia el centro. Sus compañeros, escuderos fieles, arrastran las marcas rivales y le limpian el camino.

Entonces Totti levanta la cabeza y en un segundo imperceptible, en el momento menos esperado, aparece la magia. Y la inmortalidad.

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