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Cuando Neymar llegó al Barcelona, a Messi le asaltaron los recuerdos. Los de cuando sin haber cumplido los 20 se asomó a la élite protegido por Ronaldinho. Ahora le tocaba a él e hizo del “menino” un cómplice y un amigo, pero el jueves Argentina se enfrenta a Brasil y sólo hay sitio para uno.
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No es la primera vez, sin embargo, que se cuestiona si sus dos estrellas pueden compartir espacio. Con el desembarque en el Barça de la última joya brasileña, la sinceridad punzante de Johan Cruyff puso voz a lo que muchos pensaban: ¿Podrían convivir dos gallos en el mismo gallinero?
Ambos regatearon entonces a la historia y su gusto por los duelos de divas levantando una sociedad de éxito y cara amable que un año más tarde sumó al uruguayo Luis Suárez.
En una jugada arriesgada, el Barça había construido un tridente de astros que increíblemente podían brillar en el mismo cielo. “Es raro que un argentino, un uruguayo y un brasileño nos llevemos tan bien, pero es así”, afirmó Neymar en el diario “El País”.
Aunque el cuento de hadas entrará en pausa cuando caiga la noche del jueves en el Mineirao, escenario con peligrosa aversión a los finales felices.
En el mismo Belo Horizonte donde Brasil sufrió la peor humillación de su historia, a Messi y a Neymar no sólo les separará un siglo de máxima rivalidad, sino también el peso de dos naciones donde el fútbol trasciende las canchas.
En el mismo Belo Horizonte donde Brasil sufrió la peor humillación de su historia, a Messi y a Neymar no sólo les separará un siglo de máxima rivalidad, sino también el peso de dos naciones donde el fútbol trasciende las canchas.
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Durante 90 minutos quedarán fuera las bromas que comparten en los entrenamientos, los guiños en el campo y celebraciones como la del domingo, cuando tras inventarse otro increíble gol ante el Sevilla, Messi se abrazó a su amigo agradeciéndole su asistencia.
Fue fuera de la cancha, en los asados en casa de Mascherano, donde se forjó la amistad del tridente de oro del Barça y del fútbol sudamericano. Tanto que cuando Messi anunció su salida de la selección, el propio Neymar le pidió que regresara por el bien del fútbol. Aunque el jueves se arrepienta.