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Claudia estaba en la línea de meta feliz por el triunfo de Jonathan de León en su natal Tecpán Guatemala, Chimaltenango. La victoria de etapa no la disfrutó como una aficionada, sino como madre.
Cada vez que escuchaba el nombre de su hijo alzaba la vista al escenario, aplaudía y sonreía, además de mostrar ese brillo especial en los ojos que una madre tiene por su pequeño desde logros tan sencillos como caminar, hablar o pintar sus primeros dibujos.
Ella recuerda que su hijo Jonathan, el menor de 5 hermanos, tomó el gusto por el ciclismo desde los 13 años, inculcado por su padre, Edgar de León.
El ciclismo de ruta es un deporte donde el riesgo de graves lesiones por caídas está en cada pedaleo, y pese a ello, su mamá siempre lo ha alentado a continuar.
“A nivel materno es sumamente angustiante, por eso, primero lo encomiendo a Dios y luego confío en su potencial como ciclista” confiesa Claudia mientras su hijo era aplaudido por la afición al ser premiado como el primer lugar de la etapa 8 de la Vuelta a Guatemala.
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Cuando era niño Jonathan era hiperactivo pero obediente recuerda su mamá quien ahora tiene que compartir el amor de su hijo con su esposa Karen y e hijo, que lleva el nombre de su padre, quienes llegaron a la meta para abrazar al ganador de etapa.
Claudia fue quien le avisó a Jonathan que su familia lo buscaba y cuando los vio juntos decidió hacerse a un lado para apreciar cómo ha crecido su hijo, de quien espera mucho más en ciclismo.
Jonathan buscó a sus compañeros de equipo del Hino Pizza Hut para continuar en concentración ya que la Vuelta a Guatemala no ha terminado. Mientras tanto, Claudia, su mamá siguió caminando hasta desaparecer en la multitud.