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El rugby de Argentina se volvió viral en los últimos días.
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En todos los rincones del mundo se habla de la sorprendente y a la vez repugnante acción que ocurrió en la Torneo Regional de Desarrollo de Tucumán, en la que Víctor Macías, miembro del club Aguará Guazú, agredió de una forma inexplicable a Daniel Contreras, del Corsarios.
Este deporte se caracteriza por el alto nivel de rudeza con el que se juega, pero Macías abusó al morder y arrancar parte del dedo menique de su rival, cuando ambos se encontraban en un ruck (Fase donde los jugadores de cada equipo se agrupan alrededor de la pelota que está en el suelo. Los rubiers utilizan los pies para intentar ganar o mantener la posesión del balón, sin ser culpables de juego sucio).
La Unión de Rugby de Tucumán (URT) sancionó con 99 años al hombre del Aguará Guazú, que prácticamente no podrá volver a jugar el deporte en lo que le resta de vida.
“Hechos como este no tienen ninguna relación con el espíritu y los valores que pregona nuestro deporte. Por esa razón, afirmamos que no pueden existir y que deben ser erradicados. Vamos a tomar las medidas correspondientes y se actuará según lo establecido por los reglamentos”, indicó la URT después del incidente.
El afectado, conocido como “Chanchín” Contreras, indicó que en casi tres décadas que ha jugado rugby nunca había visto una agresión tan brutal como la que le tocó vivir.
“Caemos los dos al piso y siento un fuego en la mano. Me miro y le digo al árbitro que me habían cortado un dedo. Lo miro y le digo ‘qué has hecho, estás loco’; todavía tenía el dedo en la boca, estaba agachado. El árbitro me frena y me dice que vaya a ver al médico. En ese momento nos ponemos a buscar y encontramos el dedo, pero estaba tan chamuscado y con tanto barro, que no servía más. Yo no le he hecho nada. Yo juego fuerte, pero nunca en mis 29 años de rugby he visto una cosa así”, indicó el jugador de 39 años en declaración al periódico argentino “Clarín”.