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Los portugueses tienen puestas sus esperanzas en su máximo referente, Cristiano Ronaldo. La máxima ilusión es una victoria el domingo en la final de la Eurocopa 2016, para superar el trauma colectivo que provocó la derrota en casa en la final de 2004 ante Grecia, un juego que desde hace 12 años es una pesadilla.
Recientemente el astro Ronaldo recordó las lágrimas que derramó en aquella ocasión, cuando encaró el máximo torneo de Europa con tan solo 19 años, y dijo que esta vez espera llorar pero de alegría, pensamiento al que hoy se unen los más de 10 millones que habitan en Portugal.
“Tenemos que borrar el recuerdo de 2004, fue un momento muy, muy, muy triste”, cuenta Joao Soares, un aficionado jubilado de 70 años, que vio por televisión en Lisboa la segunda semifinal ganada el jueves por Francia ante Alemania (2-0).
“Tenemos una revancha por tomarnos desde ese gol mortal de Platini”, recuerda, por la semifinal de la Eurocopa 1984, que también se llevó a cabo en Francia en la que los “Bleus” eliminaron a Portugal con un gol de Michel Platini en los instantes finales de la prórroga.
Desde entonces, los portugueses han fracasado de nuevo ante Francia en las semifinales de las Eurocopas de 2000 y 2006.
“Francia tuvo la suerte de obtener un penalti cuando estaba completamente dominada”, expresó una hincha y socióloga de 36 años, al recordar la humillante derrota (4-0), más reciente, que recibió Portugal ante Alemania en el Mundial de Brasil 2014.
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“Estamos hartos de fallar tan cerca del objetivo. Tenemos que adoptar el espíritu de Cristiano Ronaldo, un espíritu de campeón. Hace doce años, Portugal hacía un futbol más ilusionante, pero ahora es el resultado lo que importa”, afirmó la aficionada.
Estas son algunas de las voces y los recuerdos que en estos momentos invaden Portugal, cuando faltan pocas horas para el juego decisivo.