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Larri Viljoen es un tipo alto, rubio, con una barba espera y con camiseta de rugby, posa de pie, con los brazos cruzados y una mirada desafiante. Una actitud que contrasta con sus accesorios: una barita mágica en la mano y dos pequeñas alas en la espalda. “¿Marica?”, pregunta el cartel.
Viljoen pertenece a los Jozi Cats, el primer club gay africano de rugby en disputar competiciones en el país de los Springboks, que reta a los estereotipos vinculados a los homosexuales.
“Para esta campaña hemos utilizado insultos antigays populares y particularmente hirientes para los homosexuales”, explicó Nathi Khoza, uno de los miembros del club.
Khoza agrega que en un país en donde el rugby es uno de los deportes más populares, se quería “poner en cuestión los clichés sobre los jugadores y los tópicos sobre los gays, de jugar con este contraste y de ridiculizar algunos de estos mitos.
Varios de sus integrantes han contado que en otros equipos de rugby los discriminaban, los empujaban incluso cuando no tenían el balón.
“Nunca tuve problemas con mis compañeros de equipo. Pero de una forma u otra, se sabía que era gay. Y otros equipos hacían comentarios malintencionados, o los jugadores me empujaban incluso cuando no tenía la pelota”, recordó Robert Barnard, otro integrante.
