La presidenta brasileña Dilma Rousseff defendió el legado del Mundial que se inicia el próximo 12 de junio, ante las críticas sobre el elevado costo de los estadios y los atrasos en las obras. Las críticas llueven sobre el Mundial, especialmente por las millonarias inversiones públicas en los estadios que los brasileños reclaman para servicios de transporte, salud y educación.