Millones de indios de todas las edades empezaron varias batallas en todo el país asiático. Pero estas fueron de agua y los estallidos eran de polvos rojos, verdes, azules, rosas y amarillos. De esto se trata la tradición de Holi, que conmemoran la llegada del buen tiempo y ahuyentan a los malos espíritus.
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El festival del color, como se le conoce internacionalmente, paraliza el país y se celebra con la primera luna llena de marzo y sus orígenes se remontan a diferentes leyendas mitológicas hindúes. En este día y solo por esta celebración, varios cientos de jóvenes de ambos sexos salen a celebrar a las calles y se pintan en colores con polvos, bailaban y tocaban tambores, escenas poco habituales en el país asiático donde las rígidas normas sociales evitan estas situaciones.
También gracias a esta celebridad las barreras de clases sociales y género se disipan y los indios se mezclan con diferentes personas en las calles en una sola celebración.