Documental sobre genocidio en Indonesia sacude Venecia

Sin mostrar una sola gota de sangre, ni gestos o actos violentos, el inédito documental estremece por su terrible actualidad

look the silence
VENECIA. El horror del genocidio de los años 60 en Indonesia llega este jueves al festival de cine de Venecia de la mano de Joshua Oppenheimer, que pone cara a cara a asesinos y supervivientes, víctimas y verdugos.

Sin mostrar una sola gota de sangre, ni gestos o actos violentos, el inédito documental del cineasta estadounidense radicado en Dinamarca, que lleva por título “The Look of Silence” (La mirada del silencio”, estremece por su terrible actualidad.

En 98 minutos, los simples testimonios de los familiares de las víctimas y de sus verdugos, interrogados por un oculista de 44 años cuyo hermano fue asesinado por escuadrones de la muerte, dejan atónito al espectador y suscitan interrogantes sobre la imposibilidad de perdón y de reconciliación en sociedades que han vivido devastadoras guerras civiles.

Oppenheimer, autor del premiado “The act of Killing” (El acto de matar) en 2012 con testimonios de los autores de las masacres cometidas por antiguos integrantes de los escuadrones de la muerte de Indonesia, que gracias a una edad más que provecta recrearon con orgullo los crímenes y aberraciones que cometieron tras la llegada al poder del general Suharto en 1965, habla ahora con las víctimas que sufrieron por décadas “el terror del silencio”.

“Mi filme es una poesía sobre el silencio generado por el terror, una poesía sobre la necesidad de romper ese silencio, pero también sobre el trauma que suscita romperlo”, sostiene Oppenheimer.

Tras dejar hablar en su primer filme a los autores de la masacre, considerados aún héroes en su país, Oppenheimer completa su investigación al reunir a los verdugos y a los sobrevivientes de una familia que a través de su anterior documental descubrió quienes fueron los ejecutores de la matanza de su hermano: vecinos, casi parientes, que vivían a pocos metros de distancia.

“Rezo todas las noches para que los asesinos de mi hijo sufran tanto como los nuestros”, dice la madre, que no perdona tanto ensañamiento contra su hijo, masacrado primero a golpes y ajusticiado con la amputación del pene.

Los interrogantes, la rabia de la madre anciana impotente ante el horror, la falta de remordimiento de los asesinos que se justifican como personas que obedecían órdenes, la voluntad de no querer saber la verdad, la mentira y el odio representados a través de conversaciones filmadas no pretenden ni piden castigo para un régimen que arrasó con un millón de opositores “comunistas”, uno de los mayores genocidios del siglo XX.

El documental, pese a su delicada elegancia al estar ambientado en un dulce clima tropical, es en realidad una contundente acta de acusación contra este mundo por su aterradora vigencia, si se piensa a las guerras y masacres que la prensa describe a diario en todo el planeta. AFP

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