En un emotivo mensaje, Ricardo Arjona volvió “no solo físicamente” a uno de los lugares más simbólicos de su juventud: El Portalito, un bar en la Ciudad de Guatemala que no solo guarda historias propias, sino también las del país.
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Este rincón, que sirvió de inspiración para Miguel Ángel Asturias al escribir El Señor Presidente, también fue el escenario donde un joven Arjona, sin auto, con guitarra al hombro y lleno de sueños, compartía con actores, magos, cantantes y personajes que hoy parecen salidos de un cuento, cuenta el mismísimo cantautor guatemalteco Ricardo Arjona.

La verdadera razón de la reunión
“Me quedó la sensación de que me quieren como antes”, escribió Arjona, reconociendo ese lazo íntimo y genuino que aún lo une a su gente, más allá del éxito, los logros o la fama.
“Medio vago, con guitarra y un montón de sueños”, así se describe en ese pasado que hoy vuelve a abrazar, recordando incluso cómo Ana y Rina lo acercaban al ruletero, un transporte público ya extinto que lo llevaba a casa.

Este reencuentro no es solo con un espacio físico, sino con una versión de sí mismo que muchos aún valoran profundamente. “Tengo la suerte de conocer los extremos”, confiesa, “y la incertidumbre de no estar seguro dónde se está mejor”. Una frase que refleja la dualidad entre el éxito alcanzado y la nostalgia de los días sencillos.
Arjona no solo revive sus recuerdos, sino que también pone en palabras una verdad universal: volver a donde todo comenzó tiene un valor incalculable, especialmente cuando los que te rodean te siguen viendo con los mismos ojos, sin importar cuánto hayas cambiado.
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