La saga del fichaje de Nico Williams por el FC Barcelona ha llegado a su fin, al menos por ahora, con un desenlace que ha sorprendido al mundo del fútbol y ha dejado nuevamente al club catalán con las manos vacías.
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Lo que parecía un traspaso casi cerrado para el joven talento del Athletic Club de Bilbao se desvaneció en el último momento, en una decisión que, según fuentes cercanas al jugador, fue impulsada tanto por el corazón como por la cautela.
Recordemos que la temporada pasada, el Barcelona ya había puesto sus ojos en el menor de los hermanos Williams, pero Nico sorprendió al renovar su contrato con el Athletic, dejando a la directiva culé en una posición incómoda y a sus aficionados con la miel en los labios.
La “novela” se reabrió con fuerza al final de la presente temporada. Nico Williams, una de las joyas más codiciadas de La Liga, anunció públicamente que estaba en conversaciones avanzadas con el FC Barcelona para su posible contratación.
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Este anuncio desató un verdadero terremoto de reacciones negativas entre los aficionados del Athletic Club. La idea de ver a un canterano tan prometedor, símbolo de la filosofía única del club bilbaíno, marcharse a un rival directo generó una indignación palpable.
La frustración escaló hasta el punto de que incluso se reportaron actos de vandalismo en el mural dedicado a los hermanos Williams en Bilbao, un claro reflejo del dolor y la decepción de la afición.
Sin embargo, cuando la firma parecía inminente, las negociaciones llegaron a un punto crítico. El FC Barcelona no pudo ofrecer a Nico Williams garantías de poder ser inscrito inmediatamente en La Liga debido a sus conocidas limitaciones financieras y sus problemas con el fair play financiero.
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Ante esta incertidumbre, Nico, priorizando su continuidad y minutos de juego, exigió al club azulgrana la inclusión de una cláusula de liberación que le permitiera salir en caso de no poder ser inscrito a tiempo.
Frente a la negativa del Barcelona a aceptar esta condición, Nico Williams tomó una decisión que ha sido calificada como “con el corazón” y que ha sorprendido al mundo del fútbol: optó por no firmar con el club catalán. Pero la historia no terminó ahí.
En un gesto que ha sido interpretado como un anuncio de su renovación y una muestra de compromiso con el Athletic, apareció una pintada en el mismo mural que había sido vandalizado.
Sobre los grafitis de protesta, se podía leer claramente “WIN 2035”, lo que sugeriría una extensión aún más larga o un mensaje simbólico sobre su permanencia hasta el año 2035, dejando entrever su continuidad en el club bilbaíno hasta ese año, o incluso más allá si el mensaje se interpreta como una proyección de futuro.
Esta resolución reafirma su compromiso con el Athletic Club y su deseo de continuar su desarrollo en el equipo que lo vio crecer.