Hablar de Gustavo Cerati es hablar de la historia misma del rock en Latinoamérica, así como de los cambios culturales del continente. De cómo se pasó de tener referentes anglosajones a crear un sonido único con el que se identificaron millones de personas en su propio idioma y ya despuntando el nuevo milenio, crear a través de la experimentación, un sonido latinoamericano, con letras atemporales y una calidad musical infinita que trasciende décadas.
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Todo, mientras el continente se va abriendo a nuevas formas de verse, de ser y de interpretarse.
Esto es lo que condensa el periodista y editor especializado en música Sergio Marchi en la biografía sobre uno de los músicos que deja la última estela de una época de gloria, pero que logró reinventarse a sí mismo siempre: ‘Algún tiempo atrás’, donde se cuenta una historia personal, musical y sociopolítica de todo lo que pasó en el auge de Soda Stereo como banda mítica y del mismo Cerati.
NUEVA MUJER COLOMBIA habló con Marchi sobre su libro y el legado de Cerati a 9 años de su muerte.
¿Cómo fue vivir esa época del ascenso de Soda Stereo y Gustavo Cerati en la escena latinoamericana?
Al principio yo los conocí, siendo ellos una banda nueva, y sinceramente no me llamaron demasiado la atención. Pero cuando los volví a ver, me pareció que eran muy profesionales, que tenían un muy buen audio, que sonaban bien. Al principio el foco de la atención era Charly Alberti, que tocaba vistoso, que era lindo. Gustavo y Zeta eran los que lo acompañaban en un punto, pero obviamente, Gustavo era el que cantaba y componía.
Después, ya para el segundo disco, hicieron un salto de calidad asombroso y el tercero fue aún mejor. Y ahí es donde comienzan a salir a Latinoamérica. Por las comunicaciones de la época, yo trabajando en una revista que se llamaba Rock and Pop, y donde también dependíamos de la radio, yo siendo el director de la revista, me di cuenta de que cuando ponía a la banda en la portada, el número se agotaba, así que Soda era una asidua de nuestra revista.
Luego vi todo su crecimiento, más no la conquista de toda Latinoamérica. También vi cómo resolvieron sus problemas y con Gustavo tenía mucha expectativa, pero a la vez no tenía ninguna duda de que iba a hacer algo muy bueno y que iba a tener una carrera solista excelente. Yo nunca tuve esa duda: es más, tenía mucha ansiedad por ver con qué iba a salir Gustavo cuando hizo ‘Bocanada’, por ejemplo.
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Usted dice que para ser un gran músico hay que trabajar, como Gustavo lo hacía, todo el tiempo, pero que él no parecía trabajando. Muchos trabajan, pero no llegan a ser, igualmente, un Cerati. ¿Qué tenía él para impactar y cambiar la música en Latinoamérica?
Primero el talento. El talento es algo que vos podés desarrollar. Gustavo lo hizo, claro, pero el talento también es algo que te viene, que vos tenés una facilidad en ti. Tenés una conexión natural con la música y tenés un modo de ser, que es curioso, que es inconformista.
Todo eso, más el trabajo le puso a Gustavo, dieron por resultado un talento musical impresionante para que él fuera lo que fue. Ahora, el talento solo no alcanza, se acompaña con el trabajo. Un jugador talentoso en el medio de la cancha, si no le pasan la pelota es intrascendente. Si juega en equipo es mucho mejor y hace mejor al equipo. Creo que Gustavo entendía un poco eso.
¿Cómo era él personalmente y por qué usted se interesó en él para escribir este libro?
Personalmente, a Gustavo yo lo sentía como si fuera un chico de otro barrio, y teníamos esa cosa que te da el ser contemporáneo, ser de la misma generación. Por eso me parecía interesante para un libro, porque siempre las biografías que hago las escribo sobre la gente que admiro y aparte, veía su progreso, no tenía techo. No encontraba un límite.
¿Qué fue en su opinión lo que los hizo tener un sonido tan único, y luego a Gustavo solo, en plena era del auge del reguetón?
Yo creo primero por lo del Reggaeton, creo que Gustavo y el Reggaeton eran polos opuestos y adiós. Gracias a Dios que eran polos opuestos. Por otro lado, me parece que Gustavo siempre tuvo una personalidad muy firme musicalmente y a la vez ser un curioso que buscaba saber en qué estado del mundo, pero no para copiarlos, sino para asimilarlo y después procesarlo por por sus dedos, por su cabeza y sacar un producto que fuera auténticamente suyo.
Y bueno, muchos dicen que él era un genio. ¿En sus palabras, qué significa serlo?
No me cabe la menor duda de que lo era, pero lo que pasa es que muchas veces el genio estereotipado es aquel que tiene ocurrencias todo el tiempo y que tiene como una especie de conexión divina.
Y para mí el genio que trabaja es doblemente genio y Gustavo era de esos que no se cansaban, que siempre buscaban rumbos nuevos, que como buen alumno de Luis Alberto Spinetta, no se quedaba en la fórmula que encontraba y le daba éxito, sino que siempre estaba buscando algo nuevo que ofrecer.
Y bueno, los genios marcan caminos. Los genios son los que logran formas nuevas dentro de la música y los que unen mundos diversos y Gustavo responde a todas esas características.
Siendo así, cómo definiríamos el legado que dejó Soda Stereo y Gustavo Cerati para la cultura de Latinoamérica en los últimos 30 años?
Creo que dejó un legado de buena costura, de canciones bien hechas, de que suenan a rock, que a veces no suenan a rock, pero que están dentro de ese estilo que dejó la vara altísima, porque siempre el sonido que Soda y Gustavo lograban era de primerísima calidad. Y mostró que la calidad puede ser exitosa y no solo una fórmula para mover el trasero solamente. Gustavo probó que se puede ser masivo con esta fórmula.
¿Cómo cree que se reinventó Gustavo?
Es que eso no tiene una explicación desde el punto de vista formal, eso es producto también a veces del azar. Buscaba una cosa, encontraba otra y vio que esa otra cosa sirve más.Gustavo era un maestro en eso.
También es un poco el descubrimiento de que en una Tierra tan remota como lo es la Argentina, mucha gente se maravillaba de que al sur del mundo pudiera existir una música que casi no tenía nada que envidiarle a la del norte, entonces tenemos un Gustavo Cerati, un Charly García, tenemos un Luis Alberto Spinetta, a mucha gente talentosa.
¿Por qué Argentina fue la que impulsó toda esta Revolución cultural del rock latinoamericano en los años 80 y 90 después?
Me parece que es porque nosotros en los 60 aprendimos a dominar el castellano y hacer que un idioma tan duro suene tan musical como el inglés para el rock. Fue una victoria del principio, cuando todas las compañías grabadoras decían que el rock en español era imposible.
Entonces, de cantar en castellano no era imposible, era muy difícil, pero acá tuvimos talentos como Litto Nebbia, Spinetta, Javier Martínez. Todos le dan una entonación al castellano y nos da una identidad propia antes que los españoles. En México el rock fue prohibido y eso les corta las piernas, pero nosotros logramos algo original muy temprano y se desarrolló una cultura que da lugar a que aparezca un grupo como Soda Stereo, que a la vez despertó el rock en toda Latinoamérica.
Era como la demostración de que se podía hacer buen rock en Latinoamérica y que no era necesario copiar a los gringos o mimetizarse con ellos, sino que se podía tener un estilo propio o varios, porque hay muchos músicos, no solo en Argentina sino en Latinoamérica, que tiene un estilo propio y que no tiene nada que envidiar a al rock anglosajón
En estos tiempos donde reina Bad Bunny y donde artistas como Alex Syntek se quejan de la existencia del reggaeton y de una falta de calidad grandísima, ¿habría sido posible que Gustavo Cerati sobreviviera y superara todo eso?
Yo estoy seguro de que sí, pero la pregunta que me estás haciendo es contrafáctica: es ciencia ficción y en la ciencia ficción puede pasar cualquier cosa, pero pensándolo con una mano en el corazón, yo creo que Gustavo hubiera seguido haciendo una carrera brillante porque nunca dejó de hacerlo y atravesó 3 décadas.
Y por último ¿qué canción de Soda y Gustavo representaría Latinoamérica para usted?
Yo creo que tendrán que ser los hits, como Persiana Americana, y Crimen, que es una balada hermosa, que a él le he dado un poco de vergüenza, pero realmente fue el tema que lo hizo despegar como solista y que demostró que Gustavo Solista, podría ser casi tan grande como Soda Stereo.